De los motivos tras el miedo, un descubrimiento y un aviso
En este artículo os traigo un descubrimiento interesante (que nos servirá de impulso en nuestro día a día), los posibles motivos detrás del miedo y la disección real de un miedo, y una pequeña noticia
El airecito fresco de la mañana sienta bien para generar ideas
Mientras caminaba hacia la parada del autobús por la mañana saltó a su cabeza un pensamiento. La tarde anterior había tenido reunión de reinventoras, un programa para la reinvención profesional/personal/whatever reinvention que imparte una admirada coach (
). Siempre que había una clase a la que podía asistir en directo, no se lo pensaba, acudía de cabeza. La energía que se genera en ese momento -aun en la distancia- no puede describirse, hay que experimentarla. Nada que ver con revivir la reunión en diferido.Durante la sesión, una de las compañeras volvió a preguntar una cuestión recurrente que la carcomía por dentro “si sería capaz de asumir un reto que se le presentaba por delante”. Se trataba de una oportunidad profesional que le producía ilusión y miedo, por partes iguales.
Pareciera que, a veces, compartiendo esos miedos las personas nos sintiéramos más capaces, menos vulnerables, solo por el hecho de manifestarlo en alto (o por escrito), aunque, en realidad, estemos manifestando esa misma vulnerabilidad. Es curioso como funcionan estas cosas. No me deja de asombrar lo maravillosa que es nuestra mente y, a la par, tan indescifrable.
Nota al lector I (que viene al caso, lo prometo)
Escuchaba en un podcast esta mañana al gran David del Rosario -y digo G R A N-. No os perdáis su entrevista, no tiene desperdicio. David del Rosario es un neurocientífico -que según el mismo explica- empezó a estudiar cómo funciona la mente porque no comprendía de donde venía su insatisfacción, su vacío interno, si externamente tenía todo lo que quería, todo lo que siempre había soñado y deseado.
Tras dejarlo todo, su trabajo, su novia, su casa,… un día, mientras caminaba por la montaña, descubrió que el vacío venía de él. Venía de dentro. Como buen científico, utilizó la investigación para intentar darse respuesta a una gran cantidad de preguntas que le asaltaban; todo ello, a través del método científico. Y así nació su vocación actual.
Volviendo al aire fresco de la mañana…
La mente es indescifrable -esto lo digo yo- pero, a su vez, si sabes como funciona puedes eliminar gran parte de tus sufrimientos y frustraciones. Dicho lo cual, y en tema de miedos, que, al final, va a ser tema recurrente a lo largo de esta letras…
[Breve inciso…]
Juro y prometo que habrá otros temas. Tengo otros tres artículos preparados en el cajón que iban a ser el de este domingo. Al final, voy a tener que subir la frecuencia de publicación, porque se están empezando a acumular los temas.
[Tras este breve inciso …seguimos…]
Dicho lo cual, en tema de miedos -y me sirvo de lo que explica David respecto a los pensamientos- partamos de la siguiente hipótesis:
¿Qué ocurriría si viéramos los pensamientos solo como posibilidades, no como hechos?
Me explico.
Estamos muy acostumbrados a decir no puedo y convencernos de que ese no puedo es un hecho inamovible, es ley divina.
Ya está, pienso que no puedo y ni siquiera me dedico el tiempo de intentarlo.
Pero este no puedo, no es un hecho, es una mera posibilidad. Es solo una opción entre las múltiples manos del juego que no controlamos.
Si decimos si puedo, tampoco es un hecho, es otra posibilidad de las múltiples que pueden darse.
Y si decimos, puedo un poquito, también es posible que ocurra o que no ocurra.
Entre el no puedo y el puedo hay una escala de grises y de posiciones intermedias. Si damos los pasos para que el puedo se convierta en un hecho, pero, por circunstancias, no se materializa, podemos quedarnos en uno de los escalones en nuestro camino al ascenso.
También es una opción decir -parafraseando a David- puedo, pero no sé si resultará como lo estoy pensando o no puedo, pero es solo una posibilidad, luego si lo intento, es posible que pueda.
Se trata de abrirse a la posibilidad, a la incertidumbre sobre si lo que piensas que ocurrirá ocurre o no de verdad.
Pongo un ejemplo de posible pensamiento de mis compañeros escritores:
Pensamiento de escritor de substack que acaba de empezar en enero: en junio voy a alcanzar 360 suscriptores.
Anatomía del pensamiento:
Hechos:
Escribo sobre negocios, emprendimiento online, productividad y hábitos.
He detectado que los post sobre esta temática se comparten más que otros.
He estado estudiando los blogs de crecimiento más rápido y comparten estas 3 características (me las invento):
Escriben 7 notes diarias espaciadas cada 2 horas.
Escriben todos los días de la semana, aunque sea un texto corto de 3 párrafos.
Buscan personas con su perfil e intercambian recomendaciones.
Experiencia previa:
He creado 3 negocios de éxito y 7 que no han despegado, siempre que he hecho un estudio de mercado y he reproducido en mi modelo de negocio las estrategias que funcionan, he tenido éxito.
Generación del pensamiento en base a la experiencia y evidencia (hechos): si hago todo de acuerdo con los datos que he recabado en mi estudio de mercado, en junio tendré 360 suscriptores.
Tomarse el pensamiento como mera posibilidad:
¿Qué posibilidades hay de que esta persona alcance 360 suscriptores en 6 meses (estamos a enero)? Todas. Ninguna. Multitud de opciones intermedias entre 0 y 360.
¿Qué posibilidades hay de que esta persona no alcance 360 suscriptores en junio? Todas. Ninguna. Multitud de opciones intermedias entre 0 y 360.
¿Es un hecho? NO.
ES:
“Un abanico de opciones.”
Lo que plantea esta hipótesis es que cualquier posibilidad puede darse, luego…, pensemos en uno u otro sentido, nuestro pensamiento es solo una posibilidad.
¿No os recuerda al gato de Schrödinger?
Y es que con una mente puramente humana, no se puede predecir o prever lo que ocurrirá mañana de manera exacta.
Dicho lo anterior, también existiría otra opción en el ejemplo que hemos planteado:
Que esta persona alcance 500, 600 o 1000 suscriptores en junio, aunque no se lo haya planteado en un inicio. No lo sabemos, es solo otra posibilidad. Pero accionar a pesar del pensamiento – sin expectativas, aceptándolo como mera posibilidad- hará que se acerque más a la cifra de 360 o que, por lo menos, se suscriba alguien o alguien lo lea.
De nuevo sintiendo el aire fresco de una mañana cualquiera de enero
Al empatizar y hacerme cargo de lo que le pasaba a mi compañera de curso (y nos pasa a casi todos con cada nuevo paso o proyecto), no pude dejar de preguntarme:
¿De dónde procede el miedo?
¿Viene de dentro?
¿Es algo externo que nos inoculan desde la tierna infancia?
¿Procede de las anteriores experiencias (traumáticas o no)?
¿Cuál es el exacto motivo del miedo?
¿Dónde se ha generado ese pensamiento de que lo peor está por venir?
Lamento deciros que no tengo una respuesta exacta.
Si alguien lo está leyendo y la tiene, por favor, que nos ilumine. También se aceptan teorías acerca de su procedencia, aunque no lo sepamos a ciencia cierta.
Ilumínanos con tu comentario:
Mi respuesta, que NO la respuesta, dado que solo captamos el 5% de la información disponible y, por tanto, nuestra opinión de inicio viene sesgada por esa falta de información y nadie, nadie, nadie, si acudimos a la explicación científica de este sesgo, está en posesión de la verdad -otro de los puntazos que nos deja la entrevista de David del Rosario-, es que la mayoría vienen inoculados desde que empezamos a tener uso de razón ya sea por familia, amigos, vivencias, entorno, noticias, etcétera, etcétera. Al respecto, dos ejemplos sencillos que ilustrarían la ausencia o presencia de miedos propios o ajenos:
Primero: mi mini sobrino segundo. Nos vimos antes de reyes en un desayuno familiar. El tiene muy claro que está cómodo en pijama (tiene dos años y medio), le gusta, le sirve, no le molesta, no se plantea nada más; y así decidió, porque tiene una personalidad arrolladora -y porque tiene dos años y medio y todavía estas cosas no le afectan…- que salía a la calle ese día en pijama (nadie pudo convencerle de lo contrario).
¿Alguno de vosotros se atreve a irse en pijama a una celebración, así, sin más?
La mayoría (no digo que alguno no lo haga) tendría vergüenza, miedo al ridículo, al que dirán, a ser juzgado, a que le digan o le desdigan y a mil cosas más.
Dentro de un lustro, un par de ellos o dos pares, no creo que siga saliendo en pijama, si bien puedo perfectamente equivocarme.
Segundo ejemplo: la Isabel que escribe, a sus 19 años (hace ya unos cuantos), la primera vez que sale por largo tiempo de casa.
Contexto:
Mi propia percepción. Me daba cosilla irme a Londres sola. Gané una beca para irme y me fui. Hasta el momento de realizar la solicitud, todo bien. Sin problema. Contenta. Sin más. Una oportunidad.
Percepciones externas. En el momento en el que se lo dije a mis padres, si bien estaban “contentos”, removieron Roma con Santiago para que no fuera, argumentaron, contraargumentaron e intentaron convencerme hasta la extenuación de que era peligroso “que, si tal y como estaban las cosas”, “que había habido un atentado contra un par de españoles”, “que el índice de criminalidad era muy alto”, “que la cosa estaba chunga”, “que patatín, que patatán” … y un sinfín de argumentos más para no ir a …L o n d r e s (que no Palestina, Afganistán, Líbano…o lugares donde quizá ese “miedo” estaría un poquito más justificado).
Si mi madre está leyendo (lleva pleno de lectura, hasta la fecha…gracias Mami ❤️), lo corroborará. Ahora cuando lo comentamos se ríe, pero menudas dos semanas previas me hicieron pasar…
Decisión final de la Isabel de 19 años. Me fui con mucho miedo. Me fui con muchísimo, muchísimo miedo. Ahora lo digo sonriendo con ternura, pero cuando iba en el vuelo de ida estaba camino del infarto, pensando que el avión se iba a caer, íbamos a morir todos o me iban a atracar, a robar y quien sabe cuantas cosas más en cuanto bajara del avión, por guiri.
Llevaba tantos pensamientos negativos en torno a la cantidad de desgracias que podían pasarme por irme, que solo pensaba en todo lo malo que me podía pasar. Hasta que no aterricé y me maravillé de estar allí sola, no empezó a disiparse ese miedo.
Resultado de esa decisión. Gracias a tomar esa decisión, viví una experiencia maravillosa: la primera vez sola fuera de casa sin el abrigo de la familia.
Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Me encantó. Me quedé con ganas de volver, incluso, de vivir allí. Una de las pocas ciudades que me han generado ese sentimiento hasta ahora.
Disección del miedo. A pesar de adoptar la decisión, me fui con mucho miedo, aunque yo tenía “nerviecillos de expectación” (los típicos que suelen existir cuando vas a hacer algo nuevo, a conocer alguna ciudad o país nuevo), el miedo patológico a sufrir una desgracia inusitada por el solo hecho de ir sola a una ciudad extranjera, no tenía ninguna razón de ser, era un miedo inoculado.
Conclusiones
Mi conclusión -consejo- de todo esto es que los miedos (en muchas casos) son de otros, no nuestros. Y que no debemos dejar que nos arrastren, sino racionalizarlos, desmontarlos y olvidarnos de que existen (o al menos dejarlos a un lado, aunque sigan estando).
Al fin y al cabo, el pensamiento solo es una posibilidad, no un hecho, y pensar que puede que nos pase algo “malo” no significa que vaya a pasar.
Este pensamiento si que nos puede ayudar, sin embargo, a tomar precauciones ante el desconocimiento del entorno, pero no menos de las que tomaríamos si no tuviéramos ese pensamiento de miedo, porque … mujer precavida vale por dos y porque, siempre, es bueno investigar, sondear a quien sabe y prepararse, antes de hacer, visitar o conocer cosas nuevas.
Y tú, ¿alguna vez has cuestionado de donde vienen estos miedos? ¿has pensado si vienen de ti? ¿de tu familia? ¿de tu entorno?
Si te apetece compartirlo, déjame un comentario. Si no te apetece, pero te ha resultado curioso, también, y si quieres hacer cualquier otro comentario, también es bienvenido. No sabéis cuanta ilusión hacen de este lado de la pantalla 🙃.
Y si te ha gustado, te ha hecho pensar o, simplemente, eres un alma caritativa que aprecias el trabajo de desgranar miedos y no quieres quedarte este aprendizaje solo para ti, déjame un corazoncito y compártelo. Me ayudas mucho y también a construir una sociedad mejor (hay que apelar siempre al bien común…, cuanto más sanos todos por dentro, menos rabia, rencor y envidias fuera).
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Aviso a navegantes:
Como os he venido comentando, se acumulan los artículos que no salen en mi cajón virtual.
Me pasa mucho, que, a lo mejor, el lunes escribo uno y, de repente, el martes, miércoles, jueves, sábado por la noche, me pasa otra cosa, la escribo y pasa a ser esta la publicada.
En este contexto, he decido que el jueves os voy a mandar el artículo que inicialmente había escrito para que fuera publicado hoy: “aprender a decir no”1:
Porque también me apetecía mandárosla el domingo. Es un experimento, me encantaría saber vuestra opinión.
Porque para el domingo 19 ya tengo preparado (y editado) otro; y conociéndome,… el 26 querré hablar de otro miedo vencido.
El 25 inicio un proyecto que me “rete ilusiona” y, como compartir es vivir..., nada como comunicaros (de propia mano), por si os inspira, que no me habrá comido el gato y que he dado este pequeño (gran) paso.
Porque
quierovoy a sacar una sección específica de relatos, sin fagocitar el correo de reflexiones de los domingos.Porque tengo la firme decisión de encontrar otras fuentes de ingresos alternativas. Y aquí lo comunico haciéndolo público, para obligarme a hacerlo y ser transparente.
Mi idea es, en un futuro próximo o lejano, que esta sea una de esas fuentes de ingresos, sea de un euro o 500.000 (ojalá así fuera, mera posibilidad, igual que la de un euro o cero); es una forma de superar mentalmente esa barrera de: si es gratis, no eres escritora. Es otro interruptor que quiero encender.
Nota al lector II (y al hilo de lo que os contaba en la I):
13.900 minutos de podcast he escuchado este año pasado según Spotify.
¿Es un gran desperdicio o una gran inversión de tiempo? No lo sé, juzgue usted por sí mismo, pero la cuestión es … que si los escucho y luego no saco un par de aspectos clave o tres que pueda implementar para mejorar mi vida diaria, ¿no es un porrón de información almacenada en el baúl de la memoria acumulando polvo?
He pensado en extraer las 5 conclusiones básicas con consejos prácticos para implementar estas enseñanzas en el día a día.
A mí me serviría como fórmula para fijar los conceptos que aprendo, así que si os interesa, sólo sería cuestión de ponerlo también bonito para vosotros 😉
El título puede sufrir modificaciones…
Me hiciste reír porque mis padres también pusieron el grito en el cielo cuando dije “Me voy al DF”. Quizá ellos con algo más de razón porque no tenía mucho de ser popular por los secuestros exprés. Pero llevo casi 10 años acá y todavía no me asaltan, Diosito me proteja jaja.
Además de esos miedos familiares, también tengo otros relacionados con “el deber ser”. Me costó muchísimo esfuerzo salir de una empresa que me pudría por dentro porque en mi “deber ser” era imposible ser freelancer. Una debe trabajar para una empresa decente y esperar todas las prestaciones relacionadas con ello.
Al final, vencí el miedo y tuve tiempo para buscar becas a Londres 🤭