💘Lo que aprendí usando Tinder: El del picante (Parte I)
¿Puede una pregunta inoportuna enturbiar una cita? ¿Hasta qué punto está permitido hablar de relaciones pasadas? ¿Necesario pero incómodo? ¿innecesario del todo? 🤔Entra, lee y opina, ¡estás invitado!
La semana pasada empezaba con una reflexión ¿existe un solo tipo de amor? 💖💕✨ ¿Qué me llevó a adentrarme en este sarao? 😅
Puedes leer los anteriores capítulos
➡️✨💘 aquí 💘✨⬅️
Acompáñame en mi primera serie de substack 💖 🙃
Espero que os guste , os entretenga y sirva al debate 🎇❤️·🍿😉·🗣️📢
📝 Nota: antes de empezar…
Este señor ha dado para mucho y como me habría salido una historieta interminable (11 minutazos) según substack, os lo he dividido en -un más digerible- parte 1 y parte 2.
Los títulos de cada una de las partes me los ha elegido chatGPT, a ver si os cuadran…
Si después de leerla queréis hacer propuestas en comentarios de otros posibles títulos para esta primera parte de la historia…¡bienvenidos!
Vamos allá… ¡comenzamos!
🌶️La historieta: Parte 1
“La primera cita y los fantasmas del pasado” 💔💥👻
Conocí a Jorge a mediados de septiembre, cuando todavía se podía disfrutar de esos días de calor agradable que invitan a ir en tirantes y lucir los últimos retazos del moreno estival. Nuestras conversaciones por WhatsApp fluían con facilidad, repletas de bromas, risas, jajas e innumerables emoticonos de 😂😂 y🤣🤣. Tal era la conexión que, en una ocasión, me distraje tanto intercambiando audios con él que terminé tomando el metro en dirección contraria a mi casa. Ese pequeño despiste nos sirvió como fuente inagotable de chistes y chascarrillos -a mi costa, por supuesto 😅- en las siguientes conversaciones.
Tras mucho mensaje y muchas risas, sentimos que el formato escrito se quedaba corto. Decidimos que era momento de vernos en persona y de ponernos cara y voz en movimiento, pasando del cómodo intercambio de mensajes -cuando hay tiempo- a tener una charla en tiempo real.
Elegimos Retiro, uno de nuestros barrios favoritos para ir de vermuts y cañas. Yo llegué apenas dos minutos tarde, pero mi sentido de la puntualidad británica me hizo comprometerme a invitar a la primera ronda. Cuando llegué al bar, allí estaba él: mono, presentable, ojazos y sonrisa encantadora. Pintaba bien, de primeras.
El primer vermut1 (elección mía) dio inicio a una charla amena, salpicada de miradas cómplices y esa agradable sensación de estar con alguien con quien realmente conectas . Todo iba sobre ruedas… hasta que surgió una pregunta inoportuna:
—¿Y tus anteriores relaciones? —preguntó sin darme ni medio minuto para responder.
Lo que siguió fue una extensa disertación sobre su reciente exnovia. Y cuando digo extensa, es que aquello parecía una saga literaria contada capítulo a capítulo…
🚨🚩 Todos tenemos pasado y, claro que es normal hablar de él, pero ¿el primer día? ¿Y con tanto detalle sobre su ex? ¿Realmente estaba allí para conocer a una nueva persona o para ahorrarse el psicólogo?
Intenté reconducir la conversación. Hablamos sobre su trabajo diseñando campos de placas solares y sobre subvenciones para energías renovables (tema en el que me manejaba con soltura en esos tiempos). Todo parecía ir bien, hasta que, sin previo aviso y sin relación alguna con el tema, volvió al tema anterior.
Sin embargo, en este segundo “round”, la cosa fue a peor…
—¿Te gusta el sexo? —me preguntó de forma atarantada, casi frenética.
Mi cara fue un poema. Y no por la pregunta en sí, sino porque era la excusa para enlazar la mención de su ex con sus hábitos sexuales, sus juguetitos y, atención, hasta de cómo le encantaba que su perro siempre presenciase la escena.2
🚨🚩 ¡Chico, que nos conocemos de hace dos horas! Y, además, ¡no soy tu colega! 😦😬
Desconecté en varias ocasiones, preguntándome si solo yo vería esa situación como surrealista. 🤔 Claramente, él no había superado su relación anterior3, pero ahí estaba, en “búsqueda de algo serio”
según sus propias palabras.
Aun así, cuando por fin logramos dejar atrás el tema de todo lo que le excitaba a su ex y al perro de su ex, la conversación mejoró tremendamente y reencauzamos la tarde. Hablamos de viajes, música y restaurantes, ya visitados y pendientes de visitar. Y, entonces, llegó una de mis preguntas de rigor:
—¿Te gusta el picante? A mí me encanta, pero sé que hay gente que no lo soporta.
—¡Me encanta! Siempre que puedo, como todo picante —respondió entusiasmado.
📒 Nota: Os preguntaréis qué relevancia tiene esto para la historia. Pues mucha, os lo aseguro.
Cuando creía que habíamos logrado esquivar el tema de los ex…, sacó su móvil para enseñarme fotos… ¿del restaurante que mencionaba en nuestra animada conversación? No. Que va. De su ex... 🙈🤦🏻♀️
🚨🚩Ante ello, sólo cabía una pregunta ¿Casualidad o patrón repetitivo? ¿Mi percepción no era sesgo subjetivo y no había superado su relación anterior?
Quizá esto me debería haber espantado definitivamente, pero en lugar de eso, accedí, ante su insistencia, a enseñarle una foto del mío. Reflexioné en silencio, y me dije…“que sea raro para mí, no significaba que lo sea para todo el mundo”. 🤔
Terminamos la velada con dos besos y un abrazo, y quedamos en volver a vernos.
Pasaron dos meses. Entre viajes por mi parte y una operación de pie por la suya, seguimos mensajeándonos con frecuencia. Sin mención alguna de su ex o de su perro testigo, la idea de la segunda cita me parecía interesante. ¿Por qué no darle otra oportunidad?
Y tú ¿qué hubieras hecho con este buen señor? ¿hubiera habido una segunda vez? ¿hasta qué punto está aceptado hablar de los “exes” en las citas? ¿incómodo? ¿necesario? ¿en la primerísima cita? ¡Os leo! ¡¡Será muy interesante para mí conocer vuestras perspectivas!!
Si te ha gustado, déjame un ❤️ para que siga desvelando estos misterios...
Disclamer (como buena abogada de profesión
😉):
🥸 Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
🦄 Peeeero, ¿Qué es ficción y qué es realidad? ¿Dónde está la línea que los separa?
🔍 Los nombres que aparezcan no serán los reales, pero puede que compartan inicial con el nombre de quien inspiró la historia (para quejas, comentarios, aclaraciones, sugerencias,… vuelva sobre los dos puntos anteriores).
Solían hacer unos vermuts tremendos con una espuma de lima que👌🏼
Si bien, ya no los hacen tan ricos, el sitio es este.
Con tooooodo lujo de detalles.
O,… a lo mejor sí… y sólo le gustaba hablar de los hábitos sexuales de su ex novia. Sobre gustos no hay nada escrito, ni tampoco sobre los temas que a cada uno le gusta compartir.
Como todo en la vida, es una cuestión subjetiva.
Uy... Es la primera vez que me llaman bandida 🤔
Un poquito sí 🤏🏼🤏🏼, pero 11 minutos... Por el bien del lector! 😊
Lo del perro me hubiera matado la líbido para 3-4 reencarnaciones.