💘Lo que aprendí usando Tinder: la del guía turístico (Parte II)
Casualidades o karma 🤔 No digo más y dejo que lo decidáis vosotros, que no quiero hacer spoiler... Un cafelito mañanero ☕ y a reírte un rato de las casualidades de la vida 😅
Esta serie empezaba con una reflexión ¿existe un solo tipo de amor? 💖💕✨
¿Qué me llevó a adentrarme en este sarao? 😅
Puedes leer los anteriores capítulos
➡️✨💘 aquí 💘✨⬅️
Acompáñame en mi primera serie de substack 💖 🙃
Espero que os guste , os entretenga y sirva al debate 🎇❤️·🍿😉·🗣️📢
📝 Nota: antes de empezar…
Esta historia tiene dos partes, porque si no, se hubiera ido a 11 minutazos nuevamente (y lo que me gusta a mi hablar…). Está divididida en parte 1 y parte 2.
Si no te has leído la parte 1 aquí está, te dejo que la leas y vuelvas por aquí.
Si te has leído la parte 1 y no te acuerdas, échale un vistazo.
🧭🗺️La historieta: Parte 2
“Casualidad o karma” 😐😶🌫️🙈
Pasado el tiempo y olvidado el ideal de ese Manuel virtual que en un inicio parecía prometedor, a finales de marzo quedé a comer con mi hermana y una amiga en un peruano que os recomiendo. Con ganas de hacer un plan distinto y de conocer nuestra ciudad desde un punto de vista diferente, tomándonos el tiempo de observar y de disfrutar de rincones inadvertidos por las prisas cotidianas, reservamos un tour por el Madrid de los Austrias.
No pude más que acordarme de Manuel y empezar a vacilar con ellas…
— ¿Te imaginas que nos lo encontramos y que Manuel es el guía?.
— ¿Qué harías?
— Pues presentarme y decirle que le retiro ahorita mismo. Por supuesto que sí.
— Ya, claro. Seguro jaja.
— Segurísimo. Le diría que ya está aquí su gallina de oro.
Cuando las gracietas se tornan en preocupación…
Tras una sucesión de bromas y chascarrillos a costa mía y del pobre Manuel —incluidas varias alusiones a su falta de delicadeza por lanzarme ese órdago una y otra vez, sin descanso—, finalmente llegó la hora de nuestro tour.
Llamadme tonta, pero a medida que se acercaba la hora, un nerviosismo raro se apoderaba de mí. Era una especie de intuición de que algo iba a pasar. No dejaba de sentirme mal por no haber contestado a sus constantes mensajes de buenos días y por no haber aclarado, desde el inicio, lo desafortunado de su mensaje; mi conciencia, no me dejaba tranquila 😐
Cuando a la aguja segundera de mi reloj le faltaban dos minutos para las 17.00, pasó lo que mi intuición anunciada. Ocurrió lo inconcebible (o muy concebible, según se mire, porque Manuel era guía de Madrid).
Esperando en aquella plaza, en la fuente de Felipe IV, adivinad quién llegó. Efectivamente, era Manuel. Era inconfundible, las mismas gafas de pasta, la misma bandolera colgada al lado izquierdo, el mismo jersey de rayas y los mismos vaqueros y zapatillas que en las fotos.
🙈 Vamos, fiel réplica de mi pretendiente a hombre florero.
La única diferencia apreciable con su perfil era que, como mi experiencia anunciaba, obviamente, no media 1, 80 cm. Le sacaba media cabeza; y no mido, precisamente, 1, 90 cm.
Crucé una mirada de pánico -la mía, solo jaja- con mi hermana y empecé a hacer cosas raras; alejarme, darme la vuelta, no sabía si plantarme la mascarilla -tiempo en el que aún estaba omnipresente-, mantener un perfil bajo o salir corriendo sin mirar atrás. En definitiva, no sabía ni qué hacer, ni dónde meterme… fue uno de los mayores momentos “tierra trágame” que había vivido en la vida.
¿Me reconocería? ¿Sabría que era yo? ¿Intentaría utilizar sus armas de seducción de guía para convertirse en mi “mantenido”? 😨
😐 Todo estaba en el aire.
Intenté tranquilizarme y mantener la cordura, había pasado tiempo y no tendría porqué identificarme, pero, sin duda, de quedarme, el tour estaría cuanto menos “emocionante” 😅
Como os decía ayer a través de notes, la cara de “felicidad” se torno en “preocupación” (o…en menos bonito, se transformó de “inocente” a “descompuesta”).
¿Y si el karma no estuviera del todo en mi contra?
Gracias a Dios o a la Santa Virgen (providencia, universo o como queráis llamarlo), Manuel no venía solo, venía con otros dos guías: Pablo y Melisa. Pablo se acercó a los distintos grupitos que andábamos esperando bajo el incipiente Sol de marzo y nos dijo que nos dividiríamos por grupos para vivir una mejor y más cercana experiencia.
Me acerqué y le escuché con la cara enfundada en la mascarilla y las gafas de Sol puestas. No estaba el tour perdido, quedaba esperanza…
¿Y después?
Recé en silencio porque no me tocara Manuel y me descubriera – y eso que nunca he sido practicante de ninguna religión ni estoy siquiera bautizada-. Y, debe ser que Dios escucha a todos, aunque no sean oficialmente de su rebaño, porque 10 minutos después salió Manuel disparado con otras 11 personas de avanzadilla y 2 minutos más tarde se nos acercó Pablo y anunció que sería nuestro guía y acompañante. Si tengo que describir lo que sentí en ese mismo instante, la palabra “alivio” se queda corta. Bajaron radicalmente mis pulsaciones y me empezaron a flaquear las piernas, pero poco a poco me fui recuperando e, incluso, creo que disfruté mucho más del tour que si no se hubiera producido esta “casualidad probable.”
Nunca me alegré más de tener una sola foto -y de lejos- en mi perfil de la aplicación. La gente minusvalora mucho la discreción. Yo, en ese momento, la vi como un valor seguro, como una letra del tesoro a corto plazo; te dará menos rentabilidad, pero se convierte en una inversión segura libre de obsesos por dejar el trabajo a edad temprana, hasta el punto, incluso, de espantar prematuramente a una potencial salvadora o mecenas de sus caprichos de hombre culto.
🏳️ Casualidad o karma -por mi mal comportamiento-, aprendí la lección. Mejor una buena contestación a tiempo que pasarlo mal por no saber qué responder.
🏳️ Si un obseso te acecha, quizá la mejor garantía de tranquilidad sea bloquear su perfil y más si te hace sentir así de incómoda.
✨✨✅Lo que aprendí👩🏻🎓✌🏻:
1️⃣🗝️No es oro todo lo que reluce, tras un conversador brillante pueden esconderse otras cosas muy oscuras 🌑
2️⃣🗝️Mejor una vez colorada que cien amarilla, una respuesta a tiempo vale su peso en oro 🪙
3️⃣🗝️La discreción es un valor seguro, gracias a mi reticencia a exponerme me libré de un rato desagradable 😶🌫️
4️⃣🗝️Los eventos desafortunados pueden traer consigo anécdotas para toda una vida 🙃
5️⃣🗝️ 1, 80 cm es la medida estándar que utilizan quienes no miden 1, 80cm, con las excepciones de quienes si lo alcanzan 😅
📒 Grandes momentos tierra trágame traen consigo material para toda una vida (una vez la tormenta pasa...). No puedo contar con los dedos de las manos las veces que nos hemos reído de esta tarde de marzo.
Y tú, ¿Cómo hubieras manejado la situación? ¿Habrías huido despavoridamente? ¿te hubieras puesto una mascarilla? ¿te hubieras acercado a decir “está feo decirle a la gente que te mantenga sin conocerla”?
Nada me haría más ilusión qué leer qué haríais en comentarios. Ante situaciones semejantes, ¡cada persona somos un mundo!
Si te ha gustado o has llegado hasta el final, te agradezco que me lo hagas saber con un ❤️ y si crees que alguien debe leer este artículo, no te cortes, te dejo aquí el botón de compartir.
PD: si no has votado en la encuesta anterior, aprovecha y decide que te apetece leer, que aún sigue abierta hasta el domingo 😉
Disclamer (como buena abogada de profesión
😉):
🥸 Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
🦄 Peeeero, ¿Qué es ficción y qué es realidad? ¿Dónde está la línea que los separa?
🔍 Los nombres que aparezcan no serán los reales, pero puede que compartan inicial con el nombre de quien inspiró la historia (para quejas, comentarios, aclaraciones, sugerencias,… vuelva sobre los dos puntos anteriores).
¡Isabel, esto es oro puro! Pero como bien dices… no es oro todo lo que reluce, a veces es solo un tipo brillante que mide 1,72 diciendo que mide 1,80 mientras te suelta frases de Mr. Wonderful poseído por Darth Vader.
A ver, si yo hubiera estado ahí, primero habría hecho lo que cualquier persona sensata haría: mirar a mi alrededor buscando una cámara oculta. Luego habría fingido recibir una llamada urgente del trabajo:
—“¿Que ha explotado el servidor en Kuala Lumpur? ¡Voy volando!”
Y salgo de la escena con paso firme y mirada al horizonte, como en las pelis.
Lo de la mascarilla suena bien… pero solo si es de Batman. Si vas a protegerte, que sea con estilo. Y si me hubiera armado de valor para decirle que eso de pedir distancia sin conocerse está feíto… lo habría hecho con una reverencia teatral, rollo:
—“Disculpe usted, Caballero del Distanciamiento Desubicado, pero creo que se le ha escapado el manual básico de educación.”
Pero sin duda, lo mejor es que gracias a tu discreción y a tu habilidad para pasar página, hoy tenemos esta joya de anécdota que vale su peso en risas. Yo ya quiero el capítulo 3.
¡Sigue narrando, que esto promete saga! ¿Podemos ponerle título tipo “Crónicas de una Tarde Surrealista (con Extra de Desconcierto)”?
¿Tú qué opinas, lo dejamos en serie limitada o vamos a por trilogía?
¿Qué hubiera hecho yo? Hoy por hoy, no creo que me viera en esas. Con "treintaytantos" y aun no habiéndole dicho por qué dejé de contestar sus mensajes... De primeras no hubiera pasado desapercibida porque del ataque de risa que me da, nos hubiéramos puesto a reír en grupo jajaja, pero ¿sabes? dudo que acaso se hubiera dado por aludido, así que, una vez contenida la risa, y puesto mi cara de malota encantadora hubiera ido en su búsqueda. Sí, porque claramente el destino había brindado una segunda oportunidad para contestarle como era adecuado.
Hubiera caminado con una sonrisa directa hacia él sin dejar de mirarle, hasta que sintiera mis ojos en la nuca, se girara por instinto y se volviera a girar un segundo después sabiendo que había motivos para hacerlo.
Una vez cara a cara, un saludo, sin besos, quizá un apretón de mano sin dejar de sonreír: ¿Felipín? Claro que sí, eres inconfundible. Te hubiera reconocido a una legua. (Sonrisa especial, con caída de ojos, para dar paso a carita triste, morritos). Oh, vaya, ¿no sabes quién soy? ¡Qué desilusión!
Por si os lo estáis preguntando. No, él no habla, no le dejo oportunidad de hacerlo, pero su cara es un poemario, del que estoy disfrutando cada microgesto. 😈
Prosigo. Desilusionada, morritos. De repente ¡Ay, Dios mío!! Que ya sé lo que ha pasado, que tonta mira que no pensarlo antes, de verdad me vas a tener que disculpar, creerás que estoy loca, pero nada más llegar a tu lado, tendría que haberme dado cuenta de que no eras tú.
¡Él era mucho más alto, medía 1,80 y tú, debes estar por el 1,70 ¿no?! Si es que mira que me lo dicen mis amigas, que soy impulsiva, que no me paro a pensar las cosas, y me lanzo a hablar sin... En fin, no te molesto más. Qué pena, de verdad. Me moría de ganas por ser la gallinita de los huevos de oro de ese cabrón sin escrúpulos, menos mal que no eres tú. De la que te has librado. Sonrisa, caída de ojos, media vuelta. Bye, bye!
Algo así, supongo, escrito a correprisa.