Relato de un trauma ¿de verdad es necesario reaccionar ante cualquier insignificancia?
Me fascina cómo funciona la mente ¿Cómo se puede acabar hablando de integrar traumas solo por comentar la vuelta de un viaje a India?🤔 Del miedo a las vacas y del arte de no reaccionar. 🐮🤫🤐
Esta semana hablaba con un amigo que acaba de volver de un viaje a la India. Bullicio. Caos “controlado”. Extremadamente vivo. Irreproducible. Hay que ir para vivirlo… En estas estábamos, cuando me contó que, efectivamente, hay vacas por la calle pululando…
— Entonces, me temo, nunca podré ir - fue mi respuesta.
Acto seguido, a modo de guasa, salió mi trauma con las vacas… 🐄
Me llamo Isabel y me dan miedo las vacas 🙈
Jaja…sí…me dan miedo (o bueno, me daban, porque ya el miedo irracional y las reacciones desmedidas las tengo controladas).
El origen de mi trauma 🔍
Este trauma con las vacas y el momento en que emergió está claramente identificado en mi vida. Hay pruebas gráficas:
Nótese lo relajado que está mi padre (el hombre que susurraba a las 🐄🐄🐄) y la cara de alegría del vaquero a la izquierda de la imagen; mi cara de ¡ay, dios mío!¡no quiero subirme a ese bicho! y mi mano derecha intentando asirme a lo único que podía en ese momento.
Del otro lado de la imagen estaba mi hermana, diciendo “Papá…yo creo que la niña no quiere subirse a la vaca…”
Lo recuerdo como si fuera ayer… 1
Estábamos en Asturias, mi primer destino como viajera a la edad de escasos meses, y con la edad que veis junto a la vaca, ¿Qué podrían ser, 3 o 4 años?
Me acuerdo de mi padre empeñado en subirme a la “vaquita” y de mí, agarrándome cual percebe a su camisa, sin ceder un milímetro, con tal de que no me acercara más al pobre animalito, quien me miraría atónito, diciendo “mira esta perturbada.” 🐮😒
Las repercusiones… 😅
Siempre que sale este tema lo saco con todo el humor posible. Y sí, ahora me puedo acercar a las vacas, aunque no muy de cerca. Recuerdo mi primer viaje largo en coche, recién sacado el carnet de conducir -fuimos a Potes2(Cantabria) a casa de una amiga- y nos paramos a un lado de la carretera para apreciar una vista preciosa.
Estábamos disfrutando del paisaje cuando empecé a escuchar como se acercaban las vacas que habíamos visto de camino arriadas por un lugareño de la zona. Mi rictus debió cambiar inmediatamente, a juzgar por la cara de mi amiga más cercana. Acto seguido, salió de mi garganta la más firme de las voces “¡subid al coche ya!! ¡¡Nos vamos antes de que vengan!!” Quería evitar, a toda costa, encontrarme con los tan indefensos y herbívoros animales que tanto me turbaban.
La pregunta inevitable 🤔
La reciente conversación sobre la existencia de vacas sueltas por las calles de la India aderezada con otros recuerdos, como éste en mi memoria, me ha hecho pensar…
¿Cuántos traumas andarán por ahí escondidos?
Viviendo en Madrid, en plena ciudad, la verdad es que el trauma con los rumiantes no es muy “inhabilitante”, pero cuántos más habrá por ahí escondidos en las recámaras de nuestras mentes que ni siquiera conocemos y que nos estropean algunos días o nos los hacen más difíciles. 🤔
Una de las cosas que los destapan, son las reacciones desproporcionadas a palabras, cosas o actitudes, en principio inofensivas, o que en oídos de otra persona darían exactamente igual.
Ejemplo de trauma no resuelto😶🌫️
Os pongo un ejemplo que antes me sacaba de mis casillas y que ahora me entra por un oído y me sale por el otro: que me llamen o insinúen que soy tonta. Mi padre me lo solía hacer mucho, porque veía que me molestaba enormemente y porque le gustaba picarme, probarme y sacarme de mis casillas; ahora comprendo perfectamente porque lo hacía, para que nadie pudiera hacer esto mismo conmigo en el futuro. Él lo llamaba “forjar el carácter”. ☝🏽
Mis reacciones cuando me lo hacía eran desproporcionadas (con pérdida de la amígdala incluida), hasta que empecé a darme cuenta. Primero vino un, ¡Oye, que no soy tonta. Esto, esto y aquello acreditan que de tonta no tengo un pelo!, luego un “él tampoco cree que sea tonta, es más, cuando yo no estoy delante dice todo lo contrario” y más tarde un “sí sé que no soy tonta y que él lo hace para picarme porque me molesto, ¿a cuento de qué viene montar este🐥?”3. Seguido de la lógica conclusión, si me contengo, no reacciono, me río y digo, “¡anda ya!”, las burlas cesan…
La pregunta es: ¿Esto es un pequeño trauma que yo tengo?
Fue hacerme esa pregunta y empezar a darme cuenta de que poco me importaba lo que pensasen los demás, una vez tuve las cosas claras; y, sobre todo, que no había porqué sucumbir a las opiniones ni provocaciones externas de algo que tenía perfectamente claro.
Integrada esta cuestión, dándome cuenta de ello y haciéndome cargo de lo que ocurría -y había venido ocurriendo-, dejé de prestar atención a ese tipo de comentarios (en el caso de que los escuchase) y dejaron de afectarme.
Como buen forjador de caracteres mi padre sabía meter el dedo en la llaga que más dolía a cada uno, pero cuando dejabas de reaccionar a esas nimiedades, se sonreía y se ponía contento. Sin decir nada, que los hombres de entonces no mostraban sentimientos.
Tengo un compañero a quien le gusta resaltar, hacerse notar y dar a conocer que es el mejor y el que tiene la última palabra en cualquier discrepancia jurídica que surja, aunque signifique intentar dejar de tonto al de enfrente – lo aprecio mucho, pero le encanta sentirse validado en su conocimiento de esta forma-.
En épocas pasadas, mi soberbia de veinteañera hubiera hecho que allí saltasen chispas -ahora, unos cuantos años y experiencia acumulada después, sólo sé que no sé nada, con 22 añitos, recién salida de la facultad, mis pensamientos eran otros-. Hoy, simplemente, recojo su comentario, le digo, muchas gracias, compañero, lo tomaré en cuenta y sigo centrada en los comentarios al borrador de ley que estoy realizando.
Gracias Papá, donde quiera que me leas, por forjarme tan sumamente bien el carácter.❤️❤️❤️ Me estás ahorrando unos cuantos disgustos.🙃
➡️✨❇️ Y en la práctica, ¿Qué podemos hacer? ❇️✨⬅️
*(lo que vengo practicando):
Fíjate a qué comentarios, calificativos o situaciones reaccionas.
Si hay reacción, merece tu atención y trabajo de introspección.
Una vez los tengas identificados, investiga otras situaciones en las que te ha suscitado ese tipo de reacciones y cuál es el contexto que lo rodea.
Explora el por qué y racionaliza por qué te molesta tanto y si puedes darle la vuelta para verlo desde otra perspectiva. ¿Algún suceso como el de la vaca?
En lo sucesivo, cada vez que notes que eso que has identificado te remueve, hazte cargo e identifica qué sientes cuando vas a reaccionar. Cuesta mucho no reaccionar -yo lo sigo haciendo muchas veces- pero intenta pararte y escucharte.
¿Qué es lo que ese comentario o actitud me produce? ¿por qué?
¿De verdad esto merece que altere mi paz o escale el conflicto? ¿de verdad esto merece este tipo de atención?
¿Cuánto tiempo me va a costar recuperar la calma si contesto precipitadamente? ¿me voy a sentir mal después con lo que le suelte a ese señor/señora?
¿Puedo contestar de una manera más asertiva? o ¿quizá no merece si quiera una contestación?
¿Qué me va a reportar reaccionar a ese comentario o actitud? ¿va a solucionar algo?
(Abro inciso…
…cierro inciso).
📒 Nota: Persona de dichos que soy, recuerda que “no hay mejor desprecio que no hacer aprecio”, vale con personas, comentarios y situaciones.
Si te ha gustado, házmelo saber dejándome un ❤️y un comentario.
Cuéntame, y tú, ¿a qué reaccionas? Si no reaccionas a nada, por favor ¡cuéntanos tu secreto!
Aunque sabéis que los recuerdos son mentira ¿no? Algo de sesgo, a buen seguro, hay en el relato.
Pueblo precioso donde los haya. Está dentro de la red de pueblos bonitos de España.
Hola, sí me gusta la parte consejtos, es como un resumen y me encanta saber qué les funciona a otras para probar yo también. El ejercicio que hago cuando alguien me altera es pensar que está hablando de sí mismo y no de mi. Intento pensar que son sus proyecciones sobre mi.
A veces se me hace difícil de identificar qué me saca de quicio porque me da vergüenza admitirlo ante mi misma: por ejemplo cuando alguien se prioriza o toma una decisión pensando solo en ella, me cabrea. Esto tiene matices y es complejo porque requiere contexto. Indagar sobre esta cuestión me ha llevado a ver un patrón de no elegirme y de desear que los demás lo hagan.
Pero sí, necesario pararse en aquello que nos enfada porque señala cosas importantes. Gracias por el post!
Justamente útil es la palabra que me ha venido a la mente conforme te iba leyendo. Gracias!! 😊