¿De verdad siempre, siempre, siempre hay que ser tan positivo?
No sé si os habrá pasado alguna vez o conocéis a ese tipo de personas de, ¡venga! ¡sé positivo! ¿Por qué estar triste, si puedes estar contento? Para aquellos que se sientan mal por estar tristes...
Un día malo lo tiene cualquiera…
El lunes pasado fue un día malo, después de un fin de semana bueno. Me sentía triste, desganada, enferma, no podía ni con mi alma (cogí frío el fin de semana, y para qué queremos más, catarrazo al canto… -termino enero como lo empecé 😅🙄😶🌫️-).
No pude evitar preguntarme… ¿Qué ha pasado? ¿Qué narices ha pasado aquí? ¿Tengo resaca de felicidad? Es como si me hubiera tomado una droga que hubiera inundado mi cerebro de dopamina y agotado las reservas de los próximos días, pero…si yo soy -por lo general- una persona positiva.
No me entendía. No entendía esta desgana, esta tristeza, este cansancio que me inundaba, no podía comprender como si estaba tan contenta y había mucho que celebrar y agradecer después del maravilloso fin de semana mi ánimo era ese.
Estuve trabajando enferma y desganada; haciendo lo que pude. Y al terminar, me enrollé en mi manta y me puse a ver una serie. Dispuesta a dejar que, simplemente, pasase el día y llegará un mañana. 🙏
Pero viendo el capítulo de esta serie apareció una escena que me hizo cambiar un poquito de perspectiva. 🤔
Os comento la escena….
Abro escena: 🎬
Los protagonistas de la serie tienen una agencia de comunicación y publicidad.
Llega a la oficina una influencer solicitando la promoción de un producto. Se trata de un peluche para acompañar a sus followers y para “poder estar con ellos” en todo momento. El animalito, entre real y fantástico, es una mezcla de gato y unicornio de múltiples colores desteñidos -como las típicas camisetas de los hippies de los sesenta con desteñidos descoloridos multicolor-.
Este híbrido de gato y unicornio con la voz grabada de la influencer sólo dispara por su boca frases positivas y optimistas.
En plan…
“Todo va a estar bien.” “Eres lo máximo.” “Enfócate solo en lo bueno.” “Por qué estar triste si puedes estar alegre. ¡Sonríe!” Etcétera, etcétera, etcétera.
Cuestión “mind changing” o cambia mentes -no nos pongamos estupendos-:
De repente, en la trama de la serie1, una de las protagonistas que estaba teniendo un día de mier*** como mi lunes (bueno…mucho peor jaja), cae en la cuenta:
“Vamos a ver… esto es irreal.” “¿Por qué tengo que estar siempre de buen humor?” “¿Por qué tengo que estar siempre alegre si estoy triste?” “¿Por qué no puedo llorar, tener rabia, tener coraje ante esta situación que está drenando mi energía?”
“Tengo derecho a estar triste, tengo derecho a tener rabia, tengo derecho a llorar si es lo que quiero.”
Cierro la escena. 🎬
Y esto es lo que digo yo:
SÍ. Puedes tener días muy buenos. Ya sean sábados, domingos o un lunes guay.
Es más, no tengo nada en contra de los lunes, normalmente, me gustan, es un nuevo comienzo, vienes con energía del fin de semana y te apetece hacer cosas “productivas”.
Pero también …
puedes tener, lunes y miércoles de mierda (sin asteriscos), sábados horrorosos y domingos pésimos.
Y no pasa nada. Y no está mal. Simplemente es la vida.
A lo mejor si haces caso a esa tristeza y te permites estar triste, puedes descubrir el por qué y buscar una posible solución. O descubrir que es isolucionable2 y enfocar tu energía en otra cosa diferente. Aceptando que las cosas son como son y que están fuera de tu control.
A veces, simplemente, necesitarás llorar, y al liberar todo ese cortisol acumulado -porque las lágrimas venían de tu propio estrés, de tu desánimo, del no poder llegar a todo,…- sentirte infinitamente mejor.
Nunca subestiméis el poder de una buena lloradera. Yo soy muy de llorar si es preciso y libera inmensamente, porque, a veces, solo con palabras o con racionalizar las cosas, no vale. A veces, solo sirve llorar.
Y, en otras ocasiones, detectar tu rabia o tu coraje ante un determinado suceso o comportamiento de otra persona, te ayudará a actuar, a adoptar decisiones o a poner límites a esa persona, a no tolerar lo que para ti es intolerable.
Por eso, dejémonos fluir…Esa “auto obligación” de ser positivos nos impide detectar los problemas de fondo y adoptar las medidas necesarias para atajarlos, para saber qué nos pasa y, al menos, comprendernos.
Mi conclusión:
Ser positivo, apostar por el optimismo, está bien, te lleva a enfocarte en soluciones en lugar de victimizarte y hacerte chiquitito.
No permitirte el más mínimo atisbo de rabia, tristeza, enfado, decepción o cualquier otra emoción “desagradable” puede llevarte al opuesto y a dejar de detectar aquello que no funciona o aquello sobre lo que tienes que tomar “cartas en el asunto”.
Epílogo:
¿No os ha pasado nunca que estabais muy enfadados con una persona por un montón de cosas que os habían ido crispando los nervios poquito a poquito -como la tortura de la gota china…- y, de repente, ante una pregunta tan inocente como, “perdona, ¿me pasas la sal?” le habéis dado una contestación digna de ser comparada con el rugido del león más fiero? 📢📢📢🦁🦁🦁
A mi me ha pasado 🙈🙊, pero… si en lugar de ir tapando lo que molestaba con el…
“Bueno, esa persona es así. No lo hace a mal.” “No. Está mal enfadarse.” “Uff…la rabia es una emoción de muy baja vibración. No voy a tener rabia.” “¿Enfadarse? ¿Para qué? ¿Qué soluciona?”
… se lo hubiera dicho en el momento a la persona que estaba traspasando mis límites, faltándome al respeto o realizando algo que me molesta, … esa rabia contenida, no hubiera salido en forma de furia leonina. 📢📢📢🦁🦁🦁
Lo mismo me ha pasado en otras ocasiones con la tristeza. Si se muere un ser querido es normal estar triste, si una relación no funciona y decides terminarla es normal que haya tristeza y si un proyecto en el que tenías mucha ilusión y habías empleado mucho tiempo no sigue adelante es lógico tener unos días, semanas, meses tristes.
¿Qué solucionamos negando esta tristeza?
Nada.
Que salga por otro lado, cuando menos lo necesitamos o que persista más de lo debido.
Nos queda abrazarla, sentirla y esperar a que pase, enfocándonos en lo bueno, en lo disfrutado, en lo aprendido, en lo que si tenemos. Sin anclarnos en la tristeza, pero, sin negarla.
¿Y tú, eres una nazi del positivismo? ¿o te permites “disfrutar” de estas emociones no tan agradables? Deseando escuchar vuestra opinión y conocer vuestra experiencia.
Si esto te ha recordado a alguien o crees que se puede ver reflejado, ¡no te cortes! ¡Compártelo!
La serie, por cierto, se llama “De Brutas Nada.” Se desarrolla en México DF ❤️.
Si alguien tiene recomendaciones sobre series, pelis, libros cuya trama ocurra en México, por fa 🙏🏼, dejádmelo en comentarios.
, tú que, a veces, me lees y me comentas y en cuyas anti-recomendaciones confío enormemente…bienvenidas las recomendaciones. tiene un podcast que se llama no recomiendo y que yo si os recomiendo.Por cierto, esta palabra no existe según la RAE jaja…solo por hacer el apunte. 🤓
¡Muchísimas gracias, Isabel por la mención!
Me encanta esta recomendación porque yo soy de la misma idea. Aquí puedo recomendarte algo que salió en mi newsletter hace algunos ayeres y me ayuda porque a mí a veces se me atoran las lágrimas y es https://cryonceaweek.com.
¡Me ha encantado! Muchísimas gracias por la recomendación ☺️ yo siempre pienso que al final se resume en que los extremos en general son malos; estar siempre positivo es malo y estar siempre pesimista es malo. Ahora bien, en cuanto gestión de emociones ocurre algo similar creo yo, intentar suprimir una hace mal, aunque socialmente se crea que esa emoción es "mala" al final, todas tienen un porqué que analizarlo ya puede ayudar mucho y por otro lado, tienen una finalidad, existen por algo... Así que pienso que aunque sea difícil y duela gestionar y sentir algunas emociones, es bueno soltarlo dentro de no llevarlo a ningún extremo. 🤔 No sé si me explico, pero gracias nuevamente!! 🫂❤️🩹