La inigualable sensación de poder que te da decidir sobre tu propio destino
De cómo una charla reconfortante 🥰 me recordó cuando vivía en tierra hostil 🧨🪖💣 y de cómo salí de allí 💡
💡La inspiración
Si bien esta semana me había propuesto escribir ese Manual de Supervivencia que os proponía en este artículo. El jueves pasado tuve una charla tan gratificante con otra creadora de substack que he decidido alterar conscientemente este orden y traspasar el Manual para el domingo siguiente.
Así que, el próximo domingo, no habrá sorpresas (¿o sí?), nunca sabe una que le va a pasar durante la semana… y la firme decisión de introducir algo más de creatividad en mi vida diaria, tras esta reconfortante conversación, puede que traiga nuevas ideas a mi dispersa mente.
Soy de hacer poca publicidad de lo que voy a hacer hasta que no está del todo hecho. Sin embargo, esta vez haré una excepción, esta creadora, que ya ha salido mencionada en algún post anterior, se llama
y escribe . Durante nuestro cafetito virtual ☕uno de los temas que salió es el archi conocido por muchos ya, burn out 1🤯.Muchos, entre los que me incluyo, lo hemos vivido 😐
😶🌫️ En tierra hostil, enseñanzas que no se olvidan
Este tema me trajo a la memoria esos meses que pasé en un Despacho top top, ganando una “pasta” al mes, pero que no valía ni uno solo de los euros que me entraban en la cuenta por hora trabajada -por más que, si te tiras 12 o 14 horas encerrado trabajando bajo esa mortecina luz blanca, el ambiente gris y los corazones hechos callo de otros mercenarios de la ley, quizá el jornal no te salga tan a cuenta2-.
Llegados a este punto, es justo preguntarse qué es lo que nos hace querer entrar allí y qué es lo que nos hace mantenernos en esos pequeños infiernos escogidos -nótese la dramatización, por favor-. A veces será dinero, otras prestigio, otras, simplemente, hacer currículum, acaso demostrar que valemos nuestro peso en oro, aplicar los conocimientos adquiridos durante años de estudio y experiencia, disfrutar -disfrutar ¿de verdad? ¿puede uno disfrutar de algo que le gusta si lo tiene que hacer durante 89 horas semanales rodeado de un ambiente más tóxico que beberse una botella de lejía?-.
Si me lees desde hace un tiempo, sabrás que soy más cooperativa que competitiva, y es que a mí las demostraciones de quién es más listo o sabe más, lo hace mejor, saca mejores notas, tiene mayor sueldo, más dinero, más grande la casa o más rápido el coche, nunca es algo que me haya incentivado. Entonces te podrás imaginar lo poco que pintaba en ese ambiente hostil una persona puramente cooperativa y movida por el “ayudar al prójimo” y la empatía.
🚨 Spoiler alert: recibir tortas como panes.
Recibir tortas como panes hasta que me replantee la jugada. Vale, quizá no ha sido la mejor elección de mi vida, aquí la gente no es una happy flower idealista movida por el interés común y la defensa del medio ambiente -mi departamento de destino-, y todos los maravillosos asuntos en los que me prometieron que trabajaría y el buen ambiente que me vendieron en la entrevista ni estaba ni se le esperaba. No voy a aprender nada de Derecho, ni a progresar profesionalmente, sino involucionar y amargarme si me lo tomo en el mismo plan que mis antiguos compañeros y me dejo envolver por este ambiente.
¿Qué hago con esto? 🤔
Largarme por patas. Fue la primera opción y la habría ejecutado en dos meses desde entrar, pero entré en un momento muy tenso en el que había falta de medios y estábamos preparando una oferta para un contrato super sustancioso, normal que hubiera tensión. Mi madre me convenció con “es que eres muy impaciente, verás como luego cuando presentéis la oferta la cosa se relaja.” Acepté pulpo (como animal de compañía) y empecé a pensar “ok, puede que tenga razón, vamos a dar un plazo razonable.”
Presentamos la oferta y la situación no mejoró. Fue a peor; además, de la cama que me hacían todos los días dos de mis queridos compañeros -ningún rencor, eran unas pobres víctimas de ese sistema- me metieron en un proyecto que no tenía nada que ver con lo que me habían prometido, sino que era el mayor bodrio jurídico conocido por la especie humana. Y sí, va a sonar tan aburrido como lo es en realidad: administración electrónica.3
A eso se sumaba que mis dos superiores directos eran aún más perfeccionistas que yo -y ya es decir…- y qué ejercían un micro managing que les había esculpido cada surco de las patas de gallo, hecho perder el pelo y acrecentado, hasta puntos insospechados, las ojeras. Y lo atinente a la jefa suprema, …bueno, la jefa suprema un día te decía bonita y al día siguiente intentaba llamarte tonta, inútil e incompetente -a muchos, incluso, les hacía llorar-.
Ante semejante panorama y pensando, dado que solo recibía críticas, que me iban a echar, pensé “bueno, para que me voy a ir con una mano adelante y otra atrás. Que me despidan; seguro que no paso el período de prueba”. Sorpresa para mí, tras ese idilio de 6 meses, pasé el período de prueba 😅
Pero… ¿cómo? 😨😨😨
Recuerdo una sensación de decepción total “cómo es posible que haya pasado el período de prueba. ¿Esto significa que me tengo que quedar en esta tierra hostil?”
Aquí la pregunta que me hago y os hago es: ¿por qué tenemos que esperar que sea un acontecimiento externo el que decida por nosotros? ¿si no queremos estar en un trabajo, una ciudad, una relación, continuar una amistad, porque no lo decidimos y nos vamos en lugar de minarnos, poco a poco, cada día, esperando a que un suceso o decisión externa nos saque de allí? ¿No sería más sencillo que nosotros decidiéramos y ejecutáramos esa salida?
Si quieres comentar es el momento, porque si no, te vas a dejar llevar por mi opinión y no por la tuya 🙃
Ahí es donde se me encendió la 💡
🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁
Haciendo espacio para que comentes y no sesgar tu opinión…
🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁
💡 Me da igual que me despidan o no: ¡¡yo, de aquí, me voy!!
Y esa decisión, amigas mías, ha sido una de las mejores que he tomado en mi vida, porque a ninguno nos han educado nuestros padres para que estemos aguantado desplantes, intentos de minusvaloración continúa, zancadillas, malas caras, chismorreos, bulos y estar en proyectos claramente por debajo de nuestras posibilidades y capacidades (o que no se corresponden con lo prometido).
Así que, sólo quiero decirte (si esto te suena familiar), que no tienes porqué estar ahí, igual que yo tampoco estuve dispuesta a estarlo y programé mi salida, tú también puedes hacerlo.
Recuerdo el último día en aquel trabajo, tenía una sonrisa tan enorme que no me cabía en la cara y una emoción de satisfacción extrema, de las más hermosas que he sentido en la vida.
Paradojas de la vida, justo ese día me llamaron para decirme que me habían seleccionado en el trabajo donde estoy ahora.4 Es un puesto que estuve persiguiendo desde principios de marzo (estábamos a finales de junio), habían cogido a otra persona que les había dejado colgados y se habían visto obligados a reabrir el proceso 😁 Casualidad, o no, me cogieron el mismo día que decía adiós a aquel territorio hostil. Sin duda, fue uno de esos momentos que te hacen plantearte por qué pasa lo que pasa y si estamos dirigidos por fuerzas invisibles decidamos lo que decidamos.
📝 Epílogo
Aunque suene a etapa que uno quiera borrar de su vida profesional, fue un entorno de pruebas del comportamiento humano y de cómo no puedes ser igual con todas las personas, porque se coopera con quien es cooperativo, se confía en quien ofrece y genera confianza, se ayuda a quien no te pone la zancadilla y te ayuda a ti, y se comparten conocimientos, secretos y cuestiones de tu vida diaria con quien es digno de acceder a ellos. Esa es una enseñanza que me dejó mi paso por aquel despacho y que no cambiaría por nada, porque me curtió como persona, me reafirmó en mi carácter y en mi autoestima como profesional y la cara de satisfacción imborrable el día que me fui es una imagen que recordaré toda mi vida. Esa sensación inigualable de poder que te da decidir sobre tu propio destino 💫
PD: Si quieres restackear una parte de este post, esa última frase, no tiene desperdicio 😉 Ayúdame a difundir lo que creas que puede beneficiar a otras personas y si me dejas un corazoncillo, me ayudas a saber que te gusta y que voy por buen camino 😊❤️
¿Te sientes identificada en algún momento de tu vida? ¿Qué hiciste para salir de allí? ¿por qué crees que nos auto encerramos en ese tipo de ambientes?
📢 ¡¡Anuncio!!
No me quiero ir sin volverte a decir que, hablando sobre este tema, el martes
nos deja una de las respuestas que te hace replantearte si estás viviendo en serio o en versión beta.No os digo más, porque merece la pena escuchar lo que nos cuenta desde el minuto uno 👌🏼
Estar quemado me suena mucho peor en español, como sí utilizando la palabra en otro idioma, la sensación fuera más soportable.
Está pensado para trabajar 40 horas semanales, no 60, 65, 70 u 89, …
Que alguien me diga que tiene eso que ver con medio ambiente, residuos, sostenibilidad o economía circular. Lo digo yo, porque no tenéis porqué saberlo, cero patatero.
Tendría que decir adiós a esos 3 meses de vacaciones que me había planificado para celebrar aquella renuncia, pero sin duda fue una noticia digna de celebrar.
Totalmente identificado con el epílogo!!!👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Creo que nos quedamos en lugares que no nos gustan hasta que conectamos con ser las protas de nuestras historias y a ponernos en el centro. El miedo a equivocarnos y a salir de los caminos marcados es una cárcel pero es conocida. Felicidades por saltar fuera de ese lugar hostil rumbo a lo desconocido! Gusto de leerte.