¿Más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer?
(Mira que soy fan del refranero español… pero, a veces, me declaro en desacuerdo 🤨)
¿Sabes esa sensación de estar en un sitio al que ya no perteneces y tenerlo claro (claro, claro, clarinete)?
Vas a un lugar (o estás con una/s determina/s persona/s).
Sabes que tienes que estar y hacer lo que se supone que tienes que hacer.
Pero…
Estás tan metido en otros asuntos, que te parece que tu tiempo vale mucho más que lo que pueda pagarte nadie por él o que tu compañía tiene mucho más valor que el que la otra persona aprecia.
En el fondo (y ya también en la superficie más palpable) sabes que deberías estar en otro sitio dedicándote a tus cosas o a ti misma.
Pero…
Aún sigues ahí…
Pues esa sensación, que estoy segura de que todas habéis sentido en algún momento de vuestras vidas, llevo teniéndola varios días -quizá, incluso, semanas o me atrevería a decir, meses-.
En España la semana pasada hubo puente, en concreto, en Madrid, puente laaargo que enlacé con dos días de vacaciones.
Dos de ellos he estado enferma (enferma en el grado: metida en la cama sin poder salir) y otros dos, trabajando en mis cosas.1 Hasta ahí, todo bien, productividad y felicidad al máximo. Horas voladas que pasan como minutos. Estado de fluidez natural, se para el tiempo y pasa a ser un accesorio.
El miércoles retomé mi trabajo habitual y fue decir (sentir):
“Ya no pertenezco a este lugar”.
“Pertenecí.”
“Pero ya no pertenezco más.”
Es como si el cuerpo te hablase.
Es como si lo más hondo de tu ser dijera:
“Aquí ya no”.
Te repites mil argumentos (solo mentales), pero tu sabiduría interior – perdón por ponerme mística- cada vez los rebate con mayor facilidad. Tu diálogo interior aprendido y repetido por años no hace más que generar argumentos irrebatibles y rotundos que lanza sobre tu mente.
Pero…
Aquellas lógicas que antes te resultaban aplastantes, se vuelven absurdas…
Razonamientos que antes te convencían y te introducían en la duda, dejan de tener efecto…
Y las preguntas que tratan de “hacerte entrar en razón” son rebatidas inmediatamente con firmeza mediante repreguntas aún más lógicas, concienzudas y razonables.
Es en ese momento cuando sabes que has vencido a ese miedo, disfrazado de cordura y seguridad, que te impedía moverte, a ese miedo que te ha paralizado durante mucho tiempo, a ese falso amigo altruista que solo velaba por tu “bienestar.”
Siempre fue esquivo.
Vestía distintos trajes.
Se presentaba en forma de duda,
de indecisión,
de desesperación,
de proyección de abismos insalvables cuyo cruce traería consigo un fatal desenlace.
(Solo en tu mente, claro).
Porque… ¿Qué es lo que puede pasar por renunciar a la “comodidad”?
Y digo “comodidad” entre comillas con toda la intención del mundo, porque así lo es: “comodidad” entre comillas
-ósea, disfraz del esquivo miedo acechante-:
Porque no puede ser “cómodo” estar en un sitio al que no perteneces,
No es “cómodo” no vibrar con tu esencia,
No es “cómodo” dejar pasar el tiempo -el único recurso en esencia agotable y finito2-, estando por estar en un sitio donde no quieres -ni puedes ya- estar.
Y ese sitio, no tiene por qué tener nada malo, puede ser incluso un lugar estupendo donde el 85% de la población sería infinitamente feliz, pero tu no perteneces a ese 85%, perteneces al otro 15%, puede que seas incluso un 0.00000000005% no integrable en lugares donde ese otro porcentaje estaría feliz y a gusto. Y eso está bien, porque cada uno de nosotros es un ser genuino e inigualable.
No sé a quién se atribuirá esta frase, pero me encanta:
“En lo único en que somos iguales, es en que todos somos distintos.”
Ocurre, sin embargo, que a todos nos han enseñado un camino desde niños. El camino habitual, el camino conocido, el camino debido, el camino socialmente convenido;3 y ese camino socialmente convenido es el que cualquier buena oveja debe seguir:
El camino marcado por el pastor.
Todo rebaño tiene ovejas libres y soñadoras. Quizá en unos rebaños la oveja soñadora hará o querrá hacer lo que en otro rebaño está socialmente bien visto, pero en el suyo, sea la mayor de las locuras.
(No sé qué ocurrirá con las ovejas, porque, en realidad, me estoy refiriendo a ti y a mí, como personas).
Y de persona a persona diferente te digo:4
“Haz lo que quieras, no lo que otros te impongan.”
En serio:
“Haz aquello que crees que debes hacer, que quieres hacer, con lo que te sientes bien y en sintonía.
Y si no lo sabes, intenta buscar qué es eso que quieres hacer o qué te hace sentir bien.”
Si estás rodeado de emprendedores y tu familia tiene mil negocios, pero tú lo que quieres es ser funcionario, sé funcionario.
Si quieres emprender, pero te da canguelo porque nadie de tu entorno lo es y tienes miedos heredados “eso es muy difícil” o “es inseguro”, “¿vas a renunciar a un sueldo fijo?”, apuesta por lo que tú quieres hacer.5
Si todos en tu casa son médicos, pero tú quieres ser piloto o jardinero, sé piloto o jardinero o las dos cosas…6
¿Y si resulta que luego no es eso?
“Ese algo, no tiene por qué ser para siempre”
Puede que ese algo vaya cambiando con el tiempo y es lícito cambiar de opinión. Somos seres de voluntad variable por naturaleza7 y será justo volver a pasar por el mismo proceso: recalcular y decir, “no es lo que quiero hacer ahora” o “esto no cuadra con mi situación de vida ahora. Hay cosas más importantes”.8
Al final del día, y de la vida, quien se va a ver la cara contigo y medirte el pulso eres tú mismo…
¿vas a vivir la vida que otros quieren para ti o vas a intentar diseñar la vida de tus sueños (o la que más se le acerque…)?
A mi personalmente me asusta mucho un cambio de rumbo, abandonar lo conocido, lo manejable, lo hipotéticamente estable (soy Tauro jaja, por si el cliché taurino explicase algo…), salir de lo esperado…
Pero,
aun temblando,
prefiero empezar a virar donde yo elijo,
que estrellarme en un barco capitaneado por otros.
Y quién dice que no nos vaya a gustar más lo que está por descubrir que lo que conocemos al detalle, sabemos como es y no acaba de satisfacernos.
En este caso, lamento estar en desacuerdo con el refranero español:
“Más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer.”
Prefiero decir:
Más vale conocer lo bueno, que conformarse con lo malo.
Palabra de Isabel 🖐🏽
¿Y tu con qué te quedas? ¿Con lo malo conocido? ¿o con lo bueno por conocer? Me encantaría saber qué opinas.
Si te ha gustado, déjame un ❤️
PD: me dice
que le encantan mis pies de página, y mira lo que pasa cuando me dan alas…🙈MIS COSAS con MAYÚSCULAS…esas COSAS que de verdad nos I l U s I o N a N… ✨💫✨💫🌠🌠🌠
De momento o hasta donde la ciencia conocida alcanza, a usté a saber lo que exista y no conozcamos.
Camino, ojo 👀, que puede ser distinto según el lugar, familia, entorno social de procedencia 👆🏽
Con sus matices, entiéndeme, no te estoy incentivando a la delincuencia ni al desorden público 😅
A este respecto os dejo un post muy interesante de Gabi Contreras que leí justo esta mañana.
Y no sólo en el ámbito profesional o laboral:
Si todo tu entorno se casa y tiene hijos a los 25, pero tu crees que hay cosas que quieres hacer antes y quieres esperar o incluso estás convencido de que no va contigo, hazte caso.
Si tu entorno clama soltería pero tienes el convencimiento de que lo que tu quieres es tener ya una familia, a por ello.
No te dejes llevar por lo que otros quieren de ti, habla contigo para indagar qué es lo que quieres tu.
De formación profesional (pero me vais a entender perfectamente), por eso el testamento se llama acto de última voluntad, porque la voluntad es mutable por naturaleza y así lo ha de ser la última que tengamos.
Os dejo un enlace a un podcast del que me he acordado (según escribía) que puede ilustrar perfectamente este proceso. Querida Pepa González Ramos te invito públicamente (aunque se me estén poniendo rojas las orejas) a venir a mi podcast. Sé que no es como el de
y que estoy empezando, pero oye… la vida da muchas vueltas y si no hay invitación, seguro seguro seguro que nunca pasa.
Un artículo que en dos palabras, como decía el sabio Jesulín de Ubrique, IM PRESIONANTE.
Me bien te entiendo Isabel, yo he pasado por todas esas situaciones y como bien sabes decidí saltar de la noria, dejar muchos cosas seguras atrás y dedicarme a otras temas que me gustaban más, y sobretodo me llenaban como persona. Al principio hay mucho vértigo y el corazón y el estómago se te encogen, después encuentras tu camino y todo pasa. Ahora soy feliz. Un abrazo 🤗