Relato de una perfeccionista reconvertida (en parte…) ¿de verdad por esa insignificancia vas a dejar de hacer lo que quieres?
Cuántas veces el afán de hacerlo todo perfecto te ha impedido hacer algo que quieres o te ha hecho retrasarlo sine die. Si es tu caso, ponte un ☕ y quédate, porque esto te interesa 😉
🎙️ Historia breve de un no lanzamiento: si hubiera esperado a que estuviera perfecto, nunca hubiera salido
El martes lancé mi podcast o programa -para quienes prefieran dejar de lado los anglicismos-. Esa, es la sorpresa que os anticipaba en la posdata del correo del pasado domingo. Para quienes no lo hayáis escuchado, os lo recomiendo, porque
tiene una apertura mental envidiable y, a esas personas, las que están abiertas a nuevas ideas, perspectivas y cambios de rumbo hay que tenerlas cerca (ya sabes, somos la media de las 5 personas con quienes más tiempo compartimos).La cuestión, que me desvío del tema…
¿Por qué os hablo de perfeccionista reconvertida?
Pues, primero, por la publicación del martes, la cual ha salido a la luz a pesar de que la calidad del audio es más que mejorable y no hubiera estado conforme con ella hace 5 años (o incluso 1 o 2 …), de que no soy una locutora experta (ni no experta, no lo soy) y de que tengo la manía de hablar muy rápido (me he contenido mucho) por mis reminiscencias opositoras. Segundo, por cuestiones como la que te voy a poner de ejemplo ahora mismo, que me han lastrado en innumerables ocasiones de mi vida.
Mi aportación a la lengua inglesa👇🏽
Os extraigo una de mis intervenciones del martes, para que os riais un rato conmigo, que no de mí.
Vale…reíros de mí, que este espacio es tan vuestro como mío y no voy a ser yo quien prohíba nada 😉
¿Has escuchado el audio?
¿No? Pues escúchalo, porque es lo que le va a dar sentido a lo siguiente que te cuente.
Ok, ¿ahora sí lo has escuchado?
Sigamos adelante…
🎧 Aparte de que te puedas echar unas risas a costa de mi cliff hanger para que escuches el capítulo entero (si aun no lo has hecho)
Te habrás dado cuenta de mi “madrilenean style English accent” ¿verdad?
Ese “madrilean style English accent” me estuvo persiguiendo mucho, muchísimo tiempo. Pero, sobre todo, me estuvo separando de trabajos, personas, experiencias y conversaciones que realmente quería tener, conocer, vivir y disfrutar. Me estaba lastrando, me estaba dejando en la estacada e interponiendo un infranqueable muro que separaba mi vida de la vida que yo quería vivir 😶🌫️😐🙁
De hecho, a los 18 años renegué del inglés y dije, este idioma no es para mí. Desisto. Me pasé al alemán. Te puedo anticipar que no me fue mejor, cuando empezamos con las declinaciones hui despavorida sin mirar atrás, pero luego llegó la:
✨✨✨ oportunidad ✨✨✨
Cuando estaba en mi último año, mientras hacía las prácticas, me ofrecieron entrar en dos de los despachos Top 3 de España. Pasé todas las entrevistas, les encanté, me halagaban, me doraban la píldora para quedarse conmigo, me querían hacer pre ofertas de contrato, peeeero… había un pequeño, insignificante, mínimo, nimio y minúsculo problemilla: mi inglés.
Hablé con mi mentor de prácticas, con profesores, con mi familia, con amigos, con mi jefe de aquel entonces en el despacho en el que hacía las prácticas y la respuesta de todos fue unánime:
tienes que irte fuera a estudiar inglés
Y allá que me fui…
El primer día que entré en la escuela, me hicieron la prueba inicial de nivel, pensaba que iba a ser pésimo; pero la entrevista vino seguida del primer tortazo de “te equivocas”: no era pésimo, sino el intermedio-alto (no está mal, para alguien que estúpidamente se dice a sí misma “no soy capaz”). Segunda revelación -que no tortazo- pues fue paulatina: a medida que avanzaban las semanas podía notar como ese “no soy capaz de hablar inglés decentemente”1 cedía, poco a poco, con cada dosis diaria de: como no voy a ser capaz si lo estoy hablando todo el rato 🤔
La realidad contradecía día a día mi pensamiento, la creencia limitativa que había instalado en mi mente de “Isabel Nogales no puede hablar inglés” empezó a desvanecerse lentamente, porque: i) estaba hablando inglés, mi afirmación mental caía por su propio peso y; ii) notaba día a día mi mejora, lo que desmontaba una por una mis propias palabras.
¿Hablaba un inglés perfecto? Para nada. Nada más lejos de la realidad. ¿Me comunicaba eficazmente? Sí. ¿Era capaz de mantener conversaciones con mi precioso acento español con extranjeros (compañeros de otras partes del mundo) y autóctonos de la zona2? Sí. ¿Se cumplía el objetivo de la comunicación? Sin duda.
Aunque tela entender a los irlandeses… 😅
Gran pueblo donde los haya, ¡cómo echo de menos esas tierras y su gente! 🍀🙃
En aquel momento me gustaba mucho tener siempre razón, por lo que me costó mucho contradecirme, pero mi pensamiento, esa creencia absurda de “Isabel Nogales no puede hablar inglés” cambio hacia un:
— ¡Oye! Que a lo mejor estaba equivocada y sí que puedo hablar inglés.
Cierto es que tengo acento y que mi inglés es infinitamente mejorable3, pero es lo suficientemente bueno para que me defienda estupendamente en el ámbito profesional y personal. Y todo, por desmontar esa estúpida creencia que me hubiera hecho perderme momentos muy importantes en mi vida, como una relación de dos años con una americano que no hablaba (y sigue sin hablar) ni papa de español4, disfrutar la inmersión plena en su cultura cuando lo fui a visitar durante ese tiempo o el acceso a trabajos que, de otro modo, nunca pudiera haber tenido.
Y para muestra, un botón: actualmente, trabajo un 50% del tiempo en inglés. De hecho, esta semana ha sido de reuniones con mis compis europeos en Bruselas; todo en inglés y todos con acento, pero ninguno como mi “madrilenean style English accent” 😉
Y no nos confundamos, por supuesto que me encantaría tener un acento británico o americano maravilloso o, al menos, lo más neutro y depurado posible, pero, mi acento sigue siendo este. Y ¿qué más da? El caso es que me comunico y la función del lenguaje de “transmitir el mensaje”, se cumple perfectamente. Eso no quita que pueda y quiera seguir mejorando mis habilidades lingüísticas (no descansaré hasta que me fluyan naturalmente los dichos y refranes en inglés ✋🏼, aunque muchos de ellos carezcan, hoy, de sentido para mí).
Y llegados a este punto, ¿de verdad importa tanto mi acento? Porque por miedo a que no fuera perfecto, me hubiera perdido esa relación maravillosa, conocer a mis amigos irlandeses, ingleses y de otros tantos países y tener este trabajo.
Y os pregunto a vosotros, ¿de verdad importan esas insignificancias? ¿Qué te está frenando para empezar un proyecto, crear un hábito o realizar algo que realmente quieres?
Y ahora te preguntarás (o no)…
✨❇️¿Qué haría yo con esto que has leído si fuera tú? ❇️✨
1️⃣✅Escuchar el primer capítulo del martes y contarme con qué te quedas de todo lo que dijo Samuel ✒️
Da un consejo prestado de su madre que nos viene al pelo para ese miedo a ser juzgado o al qué dirán que nos impide hacer lo que realmente queremos.
2️⃣✅Escoger algo que te guste, pero que no estés haciendo, diciendo o expresando por una insignificancia semejante ¿Cuál esa insignificancia? 🤔
Quizá si quieres empezar una Newsletter, sea que no tienes diseñada la estructura perfecta, escogidos los colores o el logo de tu publicación, no te gusta como ha quedado cada coma de tu primer artículo o no sabes si va a gustarle o no a quien lo lea.
Si estás evitando solicitar un trabajo, quizá sea tu mismo acento el que te retiene de presentar tu candidatura; o que no cumples con una de las trece habilidades que te piden para postularte.
O quizá, no quieres quedar con una persona que te gusta por miedo a que no le guste tu voz, no sepas de qué hablar o te mueras de la vergüenza (para vencer esa vergüenza, quizá leer alguna de las historias de los personajes que he ido conociendo te quita presión).
O quizá, simplemente, estés evitando ir a una clase de baile o al gimnasio, por miedo a parecer un pato mareado por tu innata descoordinación (nota, si es tu caso, en las clases de zumba solía ponerme atrás del todo, porque soy un alma libre y me gustaba dar más vueltas o inventar otros pasos que no entraban en la coreografía y, no pasa nada, son simplemente rasgos que nos hacen mucho más genuinos 😊).
3️⃣✅ ¿Ya lo tienes escogido? Entonces, programa un día para hacerlo 📆
(Que, sin fecha… no hay compromiso, quizá te pueda ayudar también este artículo).
4️⃣ ✅Y hazlo, verás como una vez lo estés haciendo esa insignificancia que has escogido se va desvaneciendo lentamente hasta que nunca más te vuelvas a acordar de por qué no estabas haciendo eso que querías hacer o te gustaba.
✒️ Epílogo:
Y aquí se resume todo…
Eran pequeñas insignificancias de perfeccionista redomada lo que me desviaba de mi objetivo:
Porque, en realidad, no es que no fuera capaz de hablar inglés, es que no lo hablo tan bien como mi lengua materna; pero ese no hablarlo por no creerme capaz, me impedía practicarlo y ¡mejorar! 🤦🏻♀️
Y, porque, en realidad, la calidad de mis audios (no siendo profesional) y la falta de instrumental adecuado (debería cambiar mi micrófono) o la falta de conocimientos de edición y de producción (cosas a la que la mayoría de podcasteros de substack a los que les he preguntado no prestan mayor atención), eran pequeñas insignificancias que me estaban frenando de algo que quería hacer desde hace tiempo: grabar mi propio programa de entrevistas 🙃
Nótese el cambio de expresión: “no soy capaz de…” → “no soy capaz de hacerlo decentemente.”
Por cierto, que siempre te dirán que tu acento es muy “cute” 🥰, así que, incluso, tendrás un elemento diferenciador.
Lo que más me frustra -aunque no me detiene-, es que no puedo usar refranes, pero cada vez que pillo a alguien por banda, le pido que me enseñe unos cuantos. Cada uno sus frikadas 😀
Vale, miento. Dice “mi mochila es verde”, “donde están mis manzanas”, “qué tal estáis, putitos” (ya le he dicho que eso no es algo bonito que decirle a la gente, pero el insiste en que es gracioso …🤷🏻♀️) y cosas random como “trigo” o “pimentón.”
Me ha gustado mucho tu podcast.
Tu podcast con Samuel quedó perfecto porque esto va de comunicarse y de llegar a la gente y eso lo hiciste de sobra. Con el tema del inglés me he visto totalmente reflejado, durante años luché con ello(más yo que me encanta el francés) sobretodo trabajando en multinacionales hasta que dije que aquello no iba a poder conmigo y no pudo. En mi caso fui todavía más original y me embarqué un año de inglés en Malta ….