¿Cuándo fue la última vez que regalaste un halago de los que alegran el día?
¿De verdad cuesta tanto ser amable? ¿Cuesta tanto "soltar" a los demás un piropo o un halago? "Reparte Flores" 🌼, gracias 🌻y piropos genuinos🌷: "Ser Amable es Gratis." ¡Y decir lo bonito también!
Antes de comenzar… como os anuncie el 14 de febrero, el jueves comienza mi primera serie en Substack 💘“Lo que aprendí usando Tinder”, si no te la quieres perder…aquí tienes el botón de suscribir.
Si quieres saber más, aquí te dejo el enlace al post del viernes. 😉
Ahora sí…¡vamos al lío!
La inspiración
Últimamente, las notes me inspiran mucho. El sábado pasado
pedía que le dejáramos substacks de mujeres artistas, creativas y escritoras para seguirles la pista, y yo, no pude dejar de mencionar a , porque me parece las tres cosas.Esta es la note que publicó
, cuyo espacio, sinceramente, os recomiendo visitar como lo hice con .La reflexión
Esta expresión genuina de
me hizo pensar, ¿por qué nos cuesta tanto decir cosas buenas de otras personas? Y hablo tanto de decírselo directamente a esa persona como de decir algo bonito de ella cuando hablamos con terceros.que mal me han servido el café, que borde era el dependiente, que frenazos daba el conductor del autobús, del taxi, del uber, …
…pero cuando le atienden bien, le sirven el mejor de los cafés, le ahorran tiempo o conducen como la seda, no son capaces de decir una sola palabra de agradecimiento. Ni siquiera aprecian el buen servicio o tesón de la persona que tienen al frente.
Ante esta tendencia a no apreciar lo bueno,
yo he decidido rebelarme 😌 😎
Hace un tiempo, tomé la determinación de decir cuando alguien me había atendido super bien, había sido extremadamente agradable conmigo o prestado un muy buen servicio, lo agradecida que estaba con ello.
Basta con un simple: Gracias, ha sido un placer; gracias, me has atendido estupendamente; gracias, el café ha sido de los mejores que me he tomado o… gracias al atajo que has cogido nos has ahorrado 40 minutos de atasco.
Y yo me pregunto ¿tan difícil es? ¿tan difícil es que nos propongamos decirles cosas bonitas a otras personas? ¿tan difícil es que, si apreciamos la escritura de otra persona -como yo aprecio la de Vanesa- le diga:
— Jope Vanesa, qué bien escribes. Cómo me ha encantado tu artículo de hoy o cómo me ha hecho pensar.
Personalmente, y esto es, puramente personal -valga la redundancia…-, creo que no
Creo que tenemos aversión -no entiendo por qué- a decir cosas bonitas a otras personas.
Aprendamos también a decir lo bonito, aprendamos a decir a otras personas lo amables que han sido, lo bien que nos han atendido, lo guapas que están ese día, lo aguda que ha sido su respuesta o lo bien que les queda esa chaqueta.
Creemos que no hace falta, pero tampoco está de sobra
¿Y en la práctica?
Yo admiro a mi jefa por lo bien que gestiona las reuniones y lo bien que bandea los vendavales en las peleas o discrepancias de nuestros socios, por como mantiene ese difícil equilibrio entre intereses de asociados y por como todos se van siempre satisfechos.
Admiro a otro compañero por su sabiduría jurídico-práctica del negocio y porque es un libro de anécdotas con patas, extremadamente cómico y gracioso -el día que se anime a hacer monólogos triunfa-. A otro compañero por su buen humor y su implicación (siempre, sin falta). A otra compañera por su eficiencia. A otra por la claridad con la que expresa sus ideas, por su buen humor y capacidad de concentración.
Y a todos. A todos y cada uno de ellos, se lo digo en cada momento en que tengo oportunidad.
Admiro mucho a mi amiga Lucía por su paciencia, por su empatía y por sus siempre buenos consejos. Por lo extremadamente agradable que es su compañía, por lo bien que hace sentir a las personas y por sus ganas siempre de escuchar y de apoyar a quien lo necesite, por su visión optimista de las cosas y por su determinación de perseguir sus sueños.
Admiro a mi amiga Lilia por su entereza, su fortaleza, por como ha sido capaz de levantar ella solita -de la nada- un negocio que da empleo a 10 personas y por como, paso a paso, ha ido avanzando. Sin vacilar. Sin decaer. Con una confianza absoluta en sí misma y en sus decisiones.
Admiro a mi amigo Dani por su visión optimista-realista de la vida, por su diferente perspectiva, por la sabiduría que expresa cada vez que le pides consejo, por lo extremadamente sociable que es y lo bueno que es para mantener siempre el contacto con cada uno de sus amigos; y, lo más importante, por su bondad genuina.
Y admiro a una larga lista de personas cuyo nombre ni siquiera sé, desde el conductor de las 6.24 am de la mañana que siempre va contento -sin importar lo que pase- y el buen humor y socarronería madrileña que lo caracteriza, hasta el personaje que pide dinero en el semáforo cercano a mi oficina -si, es todo un personaje- y que, a veces, me saca con mucho arte una invitación a un café.
Y no me importa decírselo. Es más, siempre que tengo oportunidad les regalo un gracias, un piropo o un comentario amable.
Destacado:
A mi hermana, que sé que me está leyendo1 -tu tienes destacado💖-, la admiro enormemente por su tesón y disciplina en el cuidado de su piel -que ojalá adoptará como propio-, su inteligencia, su creatividad, sus dotes artísticas, su amabilidad, su humor de diario y su sarcasmo espontáneo, lo estilosa que va siempre con cualquier trapito que se ponga y el “pelazo” que se gasta.
Mi conclusión
Llegados a este punto, lo único que puedo decir es:
Que estoy agradecida de encontrarme todos los días con personas de las que puedo aprender algo y en las que puedo apreciar algo sinceramente.
Que todos, absolutamente todos, tenemos algo que admiran los demás y;
Que todos, absolutamente todos, tenemos la capacidad de apreciar o de admirar algo de otras personas.
Así que…¿por qué no decirlo?
Mi consejo (y mi deseo), luego tú, haz lo que te plazca
Digamos más piropos, demos más las gracias, recomendemos más lo que nos gusta, seamos más amables y agradezcamos a quien ha sido amable con nosotros.
Quizá con ello, hagamos de éste un lugar mejor o, al menos, más “convivible”.
Por si os inspira…
Uno de los últimos ejemplos de amabilidad cotidiana fue hace un par de viernes. Había un atasco monumental porque había habido un accidente con varios coches implicados, el conductor del autobús decidió meterse por un camino alternativo y nos ahorró, perfectamente, una hora y media de atasco.
Cuando me bajé del autobús, lo hice por la puerta de entrada y le dije con toda sinceridad: “Muchas gracias por haber escogido ese camino alternativo, nos ha ahorrado usted dos horas de nuestra vida. De verdad, muchísimas gracias, porque de otro modo, hubiéramos llegado todos tardísimo al trabajo.”
No sé si le alegré o no el día como a Vanesa, pero el caso es que pude ver su amplia sonrisa y también la mía durante todo el día, porque ¿sabéis otro secreto?, cuando uno agradece un acto a otra persona o le manifiesta su admiración genuina, el efecto no sólo lo recibe el otro, sino también nosotros.
Y …engancha decir a otros lo que ves de bueno en ellos (es una habilidad que también se entrena).
Así que… la próxima vez que dudes en sí dar las gracias o no, decir qué bonito es el vestido que lleva otra persona o qué bien le sienta, decirle lo que te ha encantado su post o su artículo o el curso que te ha impartido,… dilo, hazlo, siéntete libre de trasmitírselo, porque no sólo le alegrarás el día a esa persona, sino a ti mismo por ver en ella un reflejo de lo bello que es este mundo.
Y tú ¿Cuál ha sido uno de tus últimos actos de amabilidad cotidiana? ¿Te animas a decirle a alguien lo que admiras o aprecias de ella este domingo?
Hoy sí que sí, me gustaría leeros en comentarios.
Si lo practicas, ¡cuéntanoslo!
La he dejado para el final para “chincharla” 🙃, pero ¡tienes destacado! 😉🥰❤️
A todos aquellos amigos que admiro muchísimo y que no he citado…no quería hacer una lista interminable…
Como me encanta Patri!! Hagamos de esto una plaga! Sí señora!! 🙌🙌🙌
Gracias a ti por comentar y compartir esa costumbre tan bonita!! ❤️
Y lo has hecho jaja... Gracias Vanesa!! Ya sabes que te leo mucho y no me callo con eso jaja 😉