La trampa de la falsa humildad y el miedo al qué dirán
¿Por qué ocultamos lo que nos hace brillar?🌠✨Hablar de fracasos es fácil, pero ¿y de los éxitos? 🤔 Rodéate de quienes celebran tu éxito como si fuera propio ✨🙌🏻
Falta de inspiración que inspira 🦥
Hoy es el primer día desde que empecé con este proyecto que me encuentro escribiendo estas letras a última hora. Normalmente, suelo tenerlas siempre listas el lunes anterior o incluso con dos semanas de antelación. Hubo un tiempo en el que las ideas fluían sin esfuerzo, cada pensamiento parecía digno de convertirse en un post, y lo más difícil era decidir cuál publicar y cuál guardar en el cajón.
Sin embargo, hoy, primer domingo de marzo, me descubro escribiendo sin una idea previa, sin una revelación clara, ni mucho que contar. Pero, afortunadamente, si te sientas a escribir, siempre surge algo que contar.
La idea 💡
Es curioso, mientras reflexionaba sobre el hecho de no tener nada que contar—algo incómodo para quien escribe una newsletter semanal—, me di cuenta de que ese era, en realidad, el tema en cuestión.
¿Por qué nos resulta tan fácil hablar de nuestras dificultades, de lo que nos cuesta, de los fallos, pero nos cuesta tan poco hablar de nuestros pequeños o grandes logros, de las cosas que nos enorgullecen de nosotros, de nuestras habilidades o de los retos que superamos?
¿Será por miedo al qué dirán? ¿por miedo a ser tachados de soberbios, arrogantes o presumidos?
¿Por qué vivimos en una sociedad en que está mal visto presumir de lo logrado y que valora más la queja o exponer nuestros errores?
¿Falsa humildad, acaso?
Pequeño inciso antes de continuar 📝
En un inicio, he empezado la mañana con un pequeño ejercicio de las cosas feas que no tengo ningún problema en contar (fallos, dificultades, “defectos”1 y de las cosas buenas que normalmente escondo u omito (logros, habilidades o retos superados), os recomiendo hacerlo porque es muy revelador de lo que contamos y lo que no.
Los posibles motivos🤔
Intentando escarbar más en los motivos de esta situación tan habitual, pues no es un tema puramente personal, sino que afecta a muchísimas personas que no son capaces de compartir sus logros en alto, me ha surgido la siguiente pregunta:
¿Cuál es la razón de que socialmente no esté bien visto compartir los logros?
En una reflexión inicial -seguro que hay otras múltiples y diferentes causas- quizá sea por esa educación que muchos hemos recibido de “hay que ser humilde, ” “hay que ser discreto”, “no hay que levantar envidias”, “mejor mantelo en secreto, que no se cumple.”
¿Os suena familiar?
Pero yo me pregunto ¿Qué tipo de valor puede tener una relación de amistad o familiar en la que no puedes hacer gala de lo que se te da bien o de un evento importante en tu vida, en la que no puedes compartir tus logros o contar aquello de lo que te enorgulleces porque la gente pueda criticarte, envidiarte y/o gafarte?
¿No se supone que nuestros amigos, nuestra familia, nuestro entorno más cercano debería querer siempre lo mejor para nosotros y hacer suyas nuestras alegrías?
No lo sé, quizá me equivoque, pero… ¿merece la pena tener un amigo o mantener una relación cercana con un familiar al que le tienes que ocultar cosas solo por miedo a que le siente mal, te tenga envidia, despiertes en él los más despiadados de los comentarios o la más severa de las críticas?
Llamadme loca, pero, de un tiempo a esta parte, me pregunto qué sentido tenga mantener ese tipo de relaciones personales.
Se supone que somos la media de las 5 personas con quienes más tiempo pasamos, ¿queremos realmente pasar el tiempo con personas que nos envidian, nos critican o no nos apoyan? ¿o queremos pasar el tiempo con personas que nos nutran, que nos apoyen, que nos celebren y que compartan sus y nuestras alegrías con nosotros?
¿De verdad tenemos que pasar toda la vida con las mismas personas y no podemos hacer nuevas amistades si nuestro entorno es todo lo contrario a nutritivo?
Solo porque son datos y hay que darlos2:
En Madrid (lo cojo como ejemplo porque es mi ciudad), somos más 3.460.491 almas3.
En España, 48. 350.000.
Y en el Mundo 8.062.000.000.
¿De verdad entre tanta gente no podemos encontrar a quien nos celebre, nos apoye, nos valore, nos quiera a su lado para compartir penas y alegrías?
Es solo una primera reflexión en alto que me ha llegado en esta primera pregunta de: ¿por qué no decimos las cosas bonitas? Y es que, en los oídos adecuados no es soberbia, no es arrogancia, no es blasono y no es presumir, no es despertar envidias. En los oídos correctos, con las personas y almas adecuadas es orgullo, es alegría, es crecimiento, es compartir la vida y las cosas buenas que tiene para ofrecernos.
Aunque seguro que muchos de vosotros ya conocéis el estudio de la Universidad de Harvard en el que durante más de 80 años han estudiado cuál es la principal razón para tener una vida buena, feliz y longeva. Os dejo el enlace a esta charla TED de Robert Waldinger donde lo explica4 -una de mis preferidas, por cierto-.
La conclusión fue clara: la razón principal de esa vida feliz y longeva era:
La calidad de las relaciones personales.
La calidad de las relaciones personales resultó ser un predictor de longevidad mucho más fiable que datos objetivos de salud física como el colesterol o la presión sanguínea.
Expuesto lo anterior, merece la pena hacer ese ejercicio de introspección de, ¿por qué oculto que soy un brillante científico? ¿una excelente bailarina? ¿hago los mejores panes de la ciudad? ¿o tengo una capacidad de escucha superior a la media? Porque hay personas a las que, sin embargo, les cuento este tipo de cosas sin ningún problema. ¿Está esta relación personal haciéndome bien o mal? ¿Beneficia mi salud física y mental o contribuye a mi malestar emocional, físico y mental?
Podemos elegir, podemos elegir absolutamente todo, desde lo que hacemos con nuestra vida hasta con quien nos relacionamos.
Yo elijo juntarme solo con gente que me aprecia, que se alegra por mis logros, que celebra conmigo cuando hay motivo (por pequeño que sea), que me impulsa, que me anima y que me apoya, exactamente como lo hago yo con ellos.
Ahora bien, elegir lo anterior a veces significa renunciar a todo lo que nos han presentado desde la infancia como correcto: “hay que estar con la familia”, “son los amigos de siempre”, “es un buen contacto”, “es un buen partido” y una larga retahíla de etcéteras distintos según el tipo de relación personal de que se trate.
Pero la paz mental y la tranquilidad de no filtrar que cuentas y que no, y de sentirte impulsado y apoyado, merece totalmente la alegría.
Y tú ¿con quién eliges compartir tus logros? ¿alguna vez has ocultado logros, alegrías o la superación de retos personales? ¿tu entorno te impulsa o te lastra?
Si te ha gustado y me quieres dejar un ❤️ te lo agradezco 😊 y si te apetece comentar, siéntete libre, el turno es tuyo.
📒 Nota: persona de dichos que soy, no me puedo resistir a acabar con uno, recuerda que "la falsa modestia es pecado."
Aunque sobre esto tengo un post en el que explico porque creo que no hay defectos ni virtudes:
Datos INE y Banco Mundial, 2023 y 2024.
Sólo en Madrid capital, no estoy contando la región entera, lo que incrementaría notablemente este número.
Charla TED en Spotify, en YouTube (se pueden poner subtítulos), por si prefieres las conclusiones escritas (y en español).
Gracias Aaron! 😊
Excelente texto, ¡muchísimas gracias!.