Una de cal y otra de arena: entre el miedo 🙈 y la entereza 🔥❤️
Ni valiente ni cobarde. Si a veces te sientes la mayor de las cobardes y otras un huracán de decisión imparable, y te preguntas el por qué, no estás sola. Te invito a pasar y a sentarte ☕🫂
Disclaimer de domingo
Vais a dejar de leerme porque solo os transmito miedos o que hay miedos en cada esquina, cuando, en realidad, lo que me gustaría es transmitiros entereza.
Pero…transmitiros entereza en un día en que no la tengo, se me antoja falso, sería mentiros a vosotras y a mí misma, porque en ocasiones está entereza se comporta esquiva y nos da cruelmente su espalda.
Vamos allá…
A veces, me siento fuerte, decidida, sin freno, sin retorno, en un “vamos allá, valiente”. Y otras, me siento la peor de las cobardes.
Supongo que esta dualidad está en todos, pero hay días en que me siento la única miedosa del mundo. Quiero dar un salto al vacío sin mirar atrás, pero la bendita o maldita prudencia, me lo impide. Me reconozco nerviosa, y me reconozco impaciente. Muchas veces he sufrido ansiedad. Y he de decir que el tiempo sí que cura muchas cosas: antes creía que iba a morirme en su presencia, ahora sólo sé que cuando me visita es mi cerebro haciendo de las suyas y trato de calmarme.
Por cierto, “cálmate” es lo peor que puedes decirle a alguien que está sufriendo de ansiedad.
Ya que la semana pasada abrí ese melón, los primeros episodios vinieron precisamente en mi primer año de oposición; si empecé formalmente un febrero, en junio del año siguiente, allí estaban…no llegaba a los temas, lo sabía y me auto fustigaba constantemente, por mí, por mi situación, por las comparaciones con otros compañeros y sus mejores situaciones (a mi criterio de entonces). Pero fiel usuaria del refranero español, tardé poco en interiorizar que “las comparaciones… siempre son odiosas”. No obstante, aún sin compararme, la ansiedad seguía latente…
Gracias a dios, al universo o a la experiencia de haber lidiado en otras tantas ocasiones con ella -cada uno que aluda al dios que quiera-, ahora aparece, pero de forma más mansa. Gracias vida. Gracias experiencia. Universo, Dios o Dioses.
Apunte que no viene a cuento:
¿por qué hay gente a la que no le gusta cumplir años, si esto es lo que te regala precisamente? Experiencia.
En fin, tema para otro artículo…
Tengo claras varias cosas que quiero que existan en mi vida y que ahora no existen. He tomado decisiones que están en período de ejecución o planificadas para tratar de tenerlas en mi vida siempre -porque lo que no se intenta, no se consigue…- pero, aun así, a veces, es como si no aguantara mi situación actual.
Respiro, me relajo y me autoconvenzo:
muchos quisieran estar en mi privilegiada situación.1
Pero después me auto contesto:
ya, pero es que yo no quiero estar en esta situación.
Para aquellas personas que se sientan incomprendidas por querer virar su rumbo aunque estén en una situación envidiable de cara a la galería, sólo os digo que, por supuesto que siempre habrá alguien que esté en una peor situación, pero eso no quita que tu quieras alcanzar una situación diferente a la que estás viviendo en tu realidad actual. Quizá esta situación que quieres conseguir no sea a mejor. Quizá, simplemente, sea distinta. Y esa situación distinta sea la que tú quieres y otros no. Quizá esa situación o esa forma de vida sea, realmente, la que tu quieres, la que tu eliges (aunque te de miedo) y la que deseas ardientemente en lo más profundo de tu ser.
Quizá debamos plantearnos que lo que nosotros queremos no es lo que quieren otros y eso está bien. Eso no está mal. Eso está bien. Repitamos otra vez: eso está bien. ¿Por qué? Porque eso es lo que nosotros queremos.
Espero no haber sido tan pesimista como me estoy sonando a mí misma. Pero a veces, ese optimismo práctico (del que me considero practicante) nos lleva a decir:
“Ok, veo lo positivo de la situación. Puedo verlo. Y lo aprecio. Por supuesto que estoy bien, tengo lo que necesito, no me falta nada. Pero … no estoy siendo todo lo feliz que podría ser. No he alcanzado la serenidad que quiero para mí vida. O no estoy haciendo lo que me gustaría hacer con ella.
Es hora de revisar mis principios, porque algo aquí está fallando.”
Quizá no seamos pesimistas, sino optimistas “prácticas”, y sólo queramos darnos cuenta de lo que no funciona y de lo que sí, para tratar de integrar esto último en nuestras vidas y deshacernos de lo que ya no tiene cabida en ellas.
Es muy difícil (nunca imposible) construir algo nuevo, pero es mucho más difícil (jamás inalcanzable) destruir o de- construir lo que no sirve.
Si estás en esas, bienvenida al club 🎉🎉🎉
Gracias si has llegado hasta aquí por leer esta turra que te he dado en este bonito domingo de Sol.
PD (además de auto consejo): si no estás a gusto, algo no esta bien. No es ser pesimista ni negativo, es ser lo suficientemente práctico como para intentar desentrañar qué es lo que no te gusta, sacarlo de tu vida o si no puedes sacarlo, al menos mejorarlo. Nuevamente, “lo que no se intenta, no se consigue.”
Quiero acabar con un acto de optimismo práctico:
Si tienes, has leído o has escrito algo sobre disfrutar del proceso mientras llegas a tu siguiente paso o trabajas por tu siguiente proyecto, déjamelo en comentarios, vamos a hacer algo práctico con este sentimiento que aparece cuando falta la entereza y a
construir un manual de supervivencia
entre todos para esos momentos en los que gana nuestra versión cobarde.Con los que recopile, hago un post con cita de autor y comentario al que podamos volver en momentos en los que la entereza quiera abandonarnos.
No tiene porque ser un artículo o un post entero, pueden ser herramientas, frases o citas que uses. Consejos o auto consejos propios que te hayan servido.
Esperaré vuestro comentario con mucha, mucha ilusión.
Compartir es vivir 😊
Mi primera aportación es esta, la escucho concentrándome en la letra cuando el día ha sido especialmente malo y quiero irme corriendo:
Este pensamiento vino después de un relato que se me ocurrió un lunes (escrito y sin publicar). Se titula “Todos somos ella” y quizá lo publico pronto en un nuevo formato (a ver si os gusta…). No sé cuando, mi versión cobarde está hoy a los mandos…
No creo que nadie deje de leerte por hablar del miedo. Al contrario, lo que escribes no es un catálogo de temores, sino una muestra honesta de lo que significa ser humano. Y ser humano no es solo ser fuerte, sino también permitirse no serlo siempre.
La entereza no es una línea recta ni una armadura inquebrantable. A veces se esconde, a veces nos abandona por un rato, y otras veces regresa con más fuerza porque hemos aprendido a mirar de frente lo que nos asusta. Fingirla cuando no la sientes no te haría más fuerte, sino más distante de ti misma. Y ahí está la verdadera fortaleza: en reconocer que hay días en los que pesa más la sombra que la luz, en saber que incluso cuando la entereza nos da la espalda, seguimos aquí.
Hablar del miedo no es rendirse ante él, es aprender a nombrarlo, a comprenderlo y, poco a poco, a convivir con él sin que nos domine. No hay valentía más grande que la de alguien que, incluso en los días en los que siente que flaquea, sigue teniendo la honestidad de compartirlo. Así que sigue escribiendo, porque lo que transmites no es miedo, sino verdad.
Me ha encantado el artículo. No lo he visto nada pesimista, ojo.
A mí siempre me decían que lo importante no eran las metas, sino disfrutar del camino que me llevaba a ellas. Yo no lo entendía porque el punto donde me encontraba, el de partida de ese camino, me hacía sufrir... Pero después entendí que quizá lo importante es darse cuenta de dónde no quieres estar para salir de ese dolor, comenzar caminar y... Por el camino, descubrir que es lo que te hace bien. No siempre acertaremos a la primera pero para eso están las bifurcaciones y los carteles que nos van diciendo las diferentes opciones que tenemos. La vida es camino... Y "se hace camino al andar"
Te mando un abrazo enorme 🫂